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Juegos Olímpicos de Invierno e identidad gráfica
El anuncio del logotipo oficial de cada edición de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos siempre despierta un interés impaciente y, con mucha frecuencia, opiniones divididas, no solo entre los expertos del sector, sino también entre el público general. De hecho, el logotipo es la primera tarjeta de visita de cada edición y debe expresar los valores deportivos de los juegos y su alcance mundial, pero también la identidad específica del país y de la ciudad anfitriones, en una representación de prestigio y contemporánea.
Ciertamente, la presentación del último logotipo anunciado, el de los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina 2026, no ha pasado desapercibida. En efecto, por primera vez, el símbolo de los Juegis Olímpicos ha sido elegido por el público, por votación. La práctica de someter a votación pública la elección de un logotipo suele ser objeto de críticas y debates; pero, habita cuenta del alcance del evento y del interés suscitado, resulta comprensible que se haya optado por abrir la decisión al público. De esta forma, cualquiera podía visitar el sitio web oficial de la edición y votar escogiendo entre dos alternativas, Dado y Futura, creadas por Landor. El logotipo seleccionado, Futura, fue anunciado por la nadadora Federica Pellegrini y por el esquiador Alberto Tomba durante la final del Festival de Sanremo del 6 de marzo pasado.
El logotipo se usa en dos versiones cromáticas (en plata y en tonos rojo, azul y verde), para representar respectivamente los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos.
Juegos Olímpicos de Invierno: un repaso a los logotipos más destacados
Los Juegos Olímpicos de Invierno son más recientes que los de verano. Fueron organizados por primera vez en 1924 en Chamonix-Mont-Blanc y, desde entonces, han experimentado un progresivo aumento de participantes y de interés por parte del público. A continuación reproducimos las comunicaciones visuales—desde el logotipo o emblema hasta los carteles y los pictogramas— de algunas ediciones que nos han llamado la atención. Al repasar la historia de la comunicación visual de los Juegos, resulta evidente la evolución del lenguaje gráfico a lo largo del último siglo.
Chamonix 1924
Los primeros Juegos Olímpicos de Invierno se celebran en Chamonix, Francia. No tienen logotipo ni emblema, pero para publicitar el evento se realiza una litografía en una edición de 5.000 copias. El cartel, lleno de simbolismo, muestra un águila volando sobre una pista nevada y sujetando con las garras ramas de palmera y una corona de laurel, atados con una cinta con los colores de la bandera francesa.
El uso de este cartel también se mantiene en las ediciones posteriores, en las que además empiezan a aparecer emblemas y escudos, para ser adheridos a monedas, alfileres, billetes…
Squaw Valley 1960
El primer logotipo propiamente dicho de los Juegos llega en 1960, rompiendo la tradición de emblemas anticuados y aportando un soplo de aire fresco. Estamos en California y son los años 60, un periodo en el que diseñadores como Paul Rand y Milton Glaser están revolucionando el diseño, ofreciendo un estilo minimalista, conciso pero también humano y vivo.
El logotipo geométrico y de colores de Squaw Valley 1960 no es particularmente equilibrado y único, pero representa perfectamente el espíritu innovador del tiempo.
De este logotipo se crearon varias versiones, con uno, tres y cuatro colores en función del soporte. También se usó para el cartel, en el que se aparece colocado sobre una capa de nieve, sobre la cual proyecta su sombra.
Sapporo 1972
El logotipo de Sapporo 1972 está formado por elementos modulares: el sol emergente, un copo de nieve abstracto y geométrico y los anillos olímpicos, bajo los cuales aparece el nombre de la ciudad anfitriona.
De esta forma, el sistema resulta muy flexible; en la versión oficial, los bloques van ensamblados en vertical, pero, al ser adaptables al soporte, también pueden disponerse en sentido horizontal o en un cuadrado.
El resultado es extremadamente eficaz en su sencillez. También están muy conseguidos el cartel oficial, que mantiene la disposición geométrica y vertical, y los demás carteles fotográficos realizados, en los cuales el logotipo resalta sobre los colores fríos de las imágenes.
Sarajevo 1984
La esencialidad también es la base del logotipo de Sarajevo 1984: los anillos olímpicos se superponen al símbolo principal, que representa un copo de nieve estilizado, evocando los motivos decorativos típicos de la región. También resulta eficaz è la elección del color, un naranja intenso que resalta bien contra los tonos fríos por los que se caracteriza el escenario invernal. En efecto, se juega con este contraste en el cartel oficial, en el cual aparece un fondo abstracto azul creado proyectando y manipulando el logotipo, sobre el cual se superpone el propio logotipo en naranja.
Para esta edición de los Juegos, tal como ya se venía haciendo desde hacía algunos años, se crean pictogramas para representar cada deporte. El diseño es similar al de los pictogramas de Múnich 1972 (que fueron diseñados por Otl Aicher y se convirtieron en un referente), a los cuales se añaden líneas para dar una sensación de velocidad y dinamismo.
Turín 2006
El logotipo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín representa la Mole Antonelliana, símbolo de la ciudad en versión estilizada, formada por cristales de hielo blancos y azul claro. La forma dinámica y vertical también evoca el lateral de una montaña. El logotipo, que fue el ganador del concurso convocado para aquella ocasión, encarna los valores de la edición, que conjuga ciudad y campo, valle y montaña, cultura y naturaleza, tecnología y tradición.
El logotipo de los Juegos Paralímpicos (cuya primera edición de invierno tuvo lugar en 1976 en Suecia) utiliza el mismo motivo de los cristales, pero de forma más sintética y recurriendo al color. El cartel oficial juega con contrastes similares, mostrando el perfil del edificio, que se convierte en una pista que baja hasta el valle, en los colores de los anillos olímpicos.
La identidad de los juegos también usa ampliamente otro elemento gráfico variándolo en diferentes representaciones: la Plaza, que representa tanto el espíritu italiano como la dimensión colectiva de los juegos. La ilustración emplea colores brillantes que se superponen entre sí mediante transparencias. El resultado final se utilizó para diversas aplicaciones, desde pancartas al borde de la pista hasta carteles, pictogramas…
La historia de las comunicaciones visuales de los Juegos Olímpicos, que empezó con carteles publicados en pequeñas tiradas, actualmente es testigo del uso de sistemas complejos formados por todo tipo de elementos. La identidad visual refleja el aspecto de la ciudad anfitriona, de las pistas y los estadios en los que se celebran las competiciones, las entradas, los anuncios de televisión… Hoy en día, sin las comunicaciones visuales, los Juegos Olímpicos son prácticamente impensables. Y es innegable que tienen un encanto que va más allá del valor deportivo y que suscita el interés del público, atemporal