Los iconos se han convertido en una forma de vida tan omnipresente para la mayoría de nosotros, que ni siquiera pensamos mucho en ellos. Y la cuestión es que no deberíamos hacerlo, a menos que nos desorienten o confundan. En el nuevo libro de Felix Sockwell, Thinking in Icons, el autor acompaña a los lectores a lo largo del proceso de diseño de los iconos y de los matices sutiles que pueden perjudicar o beneficiar el diseño.
«Los iconos influyen en nuestras vidas cotidianas de un modo análogo a la tipografía. Es algo de lo que no nos damos mucha cuenta hasta que algo va mal —comenta Sockwell—. Por ejemplo, en el vestíbulo principal de la estación Pensilvania en Nueva York (un lugar por el que pasan millones de viajeros), hay un icono para indicar “tiendas de regalos”, en el que aparecen una pipa de fumar, un regalo (con su lazo) y un libro. Para la mayoría de la gente no tiene sentido. Y nadie vende pipas (ni siquiera se puede fumar en muchos espacios públicos exteriores de la ciudad de Nueva York), pero ese icono siempre ha estado ahí y probablemente permanezca para siempre. Siento un extraño placer en mostrarle a la gente cosas raras de ese tipo. Es uno de los motivos por los que ya no estoy casado».
También se siente fascinado por la evolución de algunos iconos, como el de «compartir». «Comenzó siendo tosco, dentro de un recuadro con bordes redondeados. Ahora es una flecha en 3D y es muy eficaz —observa—. Muchos errores acaban convirtiéndose en iconos buenos y utilizables. Mi libro es una conversación honesta sobre cómo se utilizan, diseñan, conciben y entienden los iconos. El diseño de iconos no es una práctica ni atractiva ni tan siquiera conocida dentro de la profesión. Lo que la mayoría de los diseñadores hace es utilizar un sistema antiguo o retocar las cosas para que parezcan nuevas o propias. Yo estoy más interesado en los errores y los pasos más grandes que acaban llevando a soluciones viables».
Y lo comparte todo en su libro, admitiendo en la introducción que «el 90 % del trabajo que aparece en estas páginas es completamente falso (realizado en los márgenes de encargos reales). Algunos de ellos son exploraciones reformuladas, bufonadas escenificadas y envueltas en optimismo». Aun así, uno tiene asiento en primera fila para ver el proceso de razonamiento y las distintas consideraciones que se dan en una simple marca.
Aquí podemos ver dos proyectos incluidos en el libro:
Para este encargo, le pidieron a Sockwell que interpretara literalmente el nombre utilizando un corazón, una persona y una radio. Parece fácil, ¿verdad? Pues no lo es tanto. Hizo varios esbozos utilizando variaciones del tema e intentando sintetizarlo. Inicialmente, introdujo palabras, luego las quitó y las reemplazó por imágenes crípticas. Fue moviendo las partes y las piezas hasta que lo tuvo. Después era cuestión de retocar el concepto final hasta que todo estuviera en su sitio. «Josh y yo trabajamos bien juntos… y con rapidez. Sabe cómo trabajan los ilustradores, al haber estado muchos años en el ámbito editorial. Para que la marca se asentara con firmeza, necesitábamos un gancho que lo diferenciara de Sirius XM Radio, es decir, nada de esquinas redondeadas ni de líneas de grosor uniforme. Cuando Josh se fue, el nuevo director creativo cogió lo que habíamos hecho y lo convirtió en semejante al resto: grosor uniforme y un estilo burbujeante a la moda. Y eso estaría bien si la fuente hubiera sido Arial redondeada y en negrita. Pero teníamos un tipo de letra fresco y queríamos que la marca reflejara eso —explica Sockwell—. “Ce La Vie”. Sigue siendo lo mismo, básicamente, aunque esos pequeños retoques flotan en el aire como notas imperfectas. Cambia una cosa y has de volver a replanteártelo de manera holística».
Los iconos editoriales plantean sus propios retos, ya que han de poder transmitir con rapidez un tema o asunto para atraer a los lectores. Seamos realistas: mucha gente ya no lee, se limita a ojear por encima. Un buen icono les detiene en su avance. El diario International Herald Tribune contrató a Sockwell para crear un icono para una serie anual sobre las mujeres de principios del siglo XXI. Sus exploraciones iniciales incluían figuras femeninas y globos terráqueos. Tras efectuar algunos ajustes, dio con una solución que integraba ambas ideas, aunque el reto principal era establecer el número de líneas y la anchura del trazo. Son los pequeños detalles, como éste, los que influyen en la legibilidad, especialmente con un icono editorial pequeño.
Para ver éste y muchos otros diseños de iconos, obtén una copia del nuevo libro de Sockwell. Está repleto de ideas e inspiración para cualquier proyecto de diseño.