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Del rosa Barbie al azul Tiffany, del rojo Ferrari al rojo Coca-Cola: para algunas marcas los colores son el alma. A veces sucede que alguna marca consigue hacerse con el uso (más o menos) exclusivo de un color: por ejemplo, nadie más que Mattel podría utilizar el ros para la comercialización de un juguete infantil sin incurrir en grandes costes legales.
Hoy, sin embargo, queremos hablar de colores y marcas desde una perspectiva completamente diferente. Contamos la historia de un artista y de un colectivo británico que lucha por «liberar» los colores de las garras de las marcas. Así nació el rosa Barbie liberado, el negro más negro del mundo (que puede comprar cualquiera excepto un «odiado» artista contemporáneo), el turquesa liberado del control de Tiffany, un color irreverente dedicado a Jeff Bezos y el azul liberado de Calvin Klein.
Son los colores rebeldes de Stuart Semple: ¡materiales innovadores que también pueden suscitar reflexiones muy interesantes sobre el uso comercial del color en el mercado de las marcas!
La pasión de Stuart por el color
El autoproclamado Robin Hood del color tiene nombre y apellido: Stuart Semple. Stuart, que nació en 1980 en Dorset (en la idílica costa sur de Inglaterra), es un importante artista pop contemporáneo y, sobre todo, tiene una pasión desmesurada por los colores.
Se dice que su pasión por la pintura nació de un cuadro: Los girasoles de Vincent van Gogh. Al descubrir el impresionante cuadro durante una visita a la National Gallery de Londres a la edad de 8 años, el pequeño Stuart comenzó a mezclar en casa ingredientes de todo tipo —desde colorantes alimentarios hasta remolacha— para crear sus propios colores para pintar.
Con el tiempo, descubrió que no era una pasión pasajera. Hoy en día, Stuart Semple es un artista pop consolidado y, al igual que los pintores del Renacimiento experimentaron con nuevas mezclas para sus pinturas, también él crea sus propios colores desde cero.
Una serie de acontecimientos fortuitos llevaron a Stuart Semple a crear colores cada vez más distintivos: el rosa más rosa del mundo, el color más reflectante del mundo, el negro más negro, el glitter más brillante y muchos otros…
Los orígenes del Robin Hood del color y su enemigo número uno
Todo comenzó cuando en 2016 Anish Kapoor, escultor británico y uno de los artistas contemporáneos más destacados del mercado, decidió comprar el derecho exclusivo de utilizar en el ámbito artístico un tipo particular de negro: el Vantablack.
El Vantablack ha sido famoso por ser el material más negro del mundo. Es tan negro que parece casi completamente plano. De hecho, está fabricado a partir de una red microscópica de nanotubos de carbono que tienen la capacidad de atrapar el 99,96 % de la luz. El Vantablack fue creado con fines científicos y militares, y el hecho de que un artista se hubiera asegurado su uso exclusivo en el ámbito del arte generó una serie de protestas por parte de sus colegas
Entre los principales críticos de este gesto de Anish Kapoor se encuentra Stuart Semple. De hecho, como venganza, Stuart decidió crear el rosa más rosa del mundo y ponerlo a la venta en su sitio web por unos pocos dólares: el color lo pueden comprar todos excepto una persona. ¿Adivinas quién? Así es, Anish Kapoor.
Todos los colores «liberados» de Stuart Semple: ¡del negro al rosa Barbie!
Después del rosa más rosa del mundo, la obsesión de Stuart Semple pasó a ser la de crear el negro más negro para socavar la primacía del Vantablack y el consiguiente privilegio de su némesis, Anish Kapoor.
Por eso pone a la venta el negro 4.0, una pintura que, según el artista, es capaz de absorber toda la luz de nuestro universo y de otros (en realidad, el negro que, en 2019, superó al Vantablack es el negro más negro creado por investigadores del MIT).
La labor de Stuart Semple de democratizar los colores no termina aquí en absoluto: su objetivo pasa a ser los colores «monopolizados» por las marcas. Así, en 2023, implementa una de las campañas más exitosas al frente de su colectivo: la lucha por la liberación del Barbie rosa. En julio de ese año, justo a tiempo para el estreno del aclamado largometraje, puso a la venta el Pinkie – The Barbiest Pink, una versión superfluorescente del icónico color asociado a la muñeca Mattel.
Obviamente, cualquiera puede comprar este color… excepto Mattel. Del mismo modo, en 2021 el artista británico arremetió contra el turquesa Tiffany, el icónico color registrado como «marca de color» en 1998 por la famosa compañía de lujo neoyorquina (en el blog también contamos toda la historia del Blue Tiffany). Como protesta, Stuart Semple promocionó su Tiff denunciando la apropiación de un color por parte de la famosa marca de joyas.
¿Qué derecho tiene alguien —un artista o una marca— a apropiarse de un color? Esto es lo que Stuart Semple pregunta a la sociedad con su arte.
Otros objetivos de la venganza colorida y mordaz de Stuart Semple son el azul patentado por Calvin Klein y Jeff Bezos, a quien le dedicó el P-155: un color ámbar aguado inspirado en la… em… orina de los empleados de Amazon.
Entre la ironía y la irreverencia, Stuart Semple sigue luchando por la liberación de los colores de las garras de las marcas. ¿Cuál crees que será su próximo objetivo?