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Los orígenes del “street art” suelen situarse en los años 60 en Nueva York, cuando se popularizaron las pintadas en los vagones de metro de la ciudad como una forma de expresión y autoafirmación dentro de una comunidad. Pero al mismo tiempo, en París, se producen fuertes revueltas estudiantiles que acaban desencadenando un conjunto de movimientos sociales por toda Francia en contra de la sociedad de consumo y el autoritarismo conocidos como “mayo del 68”.
Ese contexto propicia un impulso artístico en las calles y los grafitis, con rodillo o pincel, se convierten en una herramienta de denuncia. En los 90, con las plantillas y los aerosoles implantados, los grafitis se convierten en un escaparate para las creaciones de los artistas, que posteriormente se extienden por todo el mundo gracias a la llegada de las redes sociales. Y aquí es donde situamos a Seth, uno de los artistas franceses más reconocidos internacionalmente por sus coloridas intervenciones inspiradas en el universo infantil.
El “pintor del mundo”
Julien Malland -este es su verdadero nombre- nació en París en 1972 y, a mediados de los 90, mientras estudiaba en la École Nationale Supérieure des Arts Décorstifs y trabajaba en el ámbito publicitario, empezó a expresarse en los muros de la ciudad, en especial en el distrito 20, donde se hizo conocido en la escena del grafiti por sus increíbles personajes.
En 2003, empezó a viajar por todo el mundo con la intención de aprender acerca de las técnicas y las obras de artistas urbanos de diferentes culturas, y ya ha visitado más de 50 países durante las últimas dos décadas. No es de extrañar que se autodenomine “el pintor del mundo”.
Los viajes han marcado profundamente su estilo, que incorpora elementos de otras culturas y genera conciencia sobre las dificultades de la población en diferentes contextos sociales, políticos y geográficos. Por ejemplo, en su reciente proyecto “Cage Home”, realizado en Hong Kong, representó metafóricamente las condiciones de vida de las 200.000 personas que viven en un tipo de casas que consisten en una serie de camas apiladas rodeadas por una jaula para proteger las posesiones del inquilino.
Poco después del inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, pintó a una niña aplastando los tanques del agresor.
Y en Kibera (Kenya), el barrio pobre más grande de África oriental, plasmó a los niños que caminan a clase con sus impecables uniformes, atuendos que difunden la idea de que la escuela es un lugar protegido que permite a las personas escapar del determinismo social.
Retorno a la infancia
Los niños, como vemos, son, casi siempre, los protagonistas de las pinturas de Seth, que busca abrir puertas a la parte inconsciente de las personas, a sus sueños, a la inocencia. A menudo los representa con elementos de la naturaleza y rodeados de libros y lápices en referencia a su capacidad imaginación.
Sus obras también se caracterizan por jugar con el entorno, generando una sensación de interacción entre las pinturas y la realidad.
Antes de sumergirse en cualquier pintura, el artista francés realiza un proceso de investigación y esboza sus bocetos en una libreta. El trabajo en pared es el último paso. Sus creaciones se inspiran en películas de animación japonesas, cómics y pintores como Klimt.
A lo largo de su historia, el grafiti ha pasado de ser un arte clandestino a las paredes de los museos. Seth no es una excepción, y sus obras se han exhibido en todo el mundo. Además, ha difundido esta forma de expresión a través de libros e incluso programas de televisión.
Página web oficial: https://seth.fr/