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Codiciado, radiante, espiritual, opulento… De toda la gama de colores, el oro es el que siempre ha ocupado una posición privilegiada. ¿Será por el brillo impredecible o quizás por su rareza y la sensación de misterio que lo envuelve? Sea cual sea la razón, pocos colores han llamado tanto la atención y la imaginación de los humanos como el color oro.
Imagínate frente a un mosaico dorado, iluminado por la luz parpadeante de tu vela en una oscura iglesia medieval. ¿Y cómo te sentirías sumergiendo tu cuerpo en una opulenta bañera dorada?
Hoy te contamos la historia del color oro: ¡el color de lo divino y del lujo!
¿Qué color es el oro?
El color dorado está obviamente asociado al del metal más valioso. Pero, exactamente, ¿de qué color se trata? De un amarillo brillante, respondemos de inmediato, pero la respuesta no es tan obvia como parece. El oro puede adoptar diferentes colores debido a su extrema maleabilidad. De hecho, rara vez se utiliza en su forma pura. Lo más habitual es alearlo con otros metales, lo que da como resultado diferentes tonos. El color principal y más conocido es el oro amarillo, cercano al color original del metal precioso, pero también están el oro blanco, el oro rosa y el oro verde.
Desde el punto de vista de la psicología del color, el color dorado se asocia con diferentes estados de ánimo y emociones, y todos ellos tienden a ser positivos. De hecho, el color oro hace pensar en la felicidad, en la prosperidad y en la gloria, así como en la esfera espiritual y trascendente. En algunos casos, en sentido negativo, está relacionado con los excesos de estos aspectos: el materialismo, la vanidad y la arrogancia.
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El brillo que fascina al ojo humano
Desde el principio de los tiempos, el oro y su color brillante han acompañado al ser humano. Es difícil encontrar una civilización que no adore este material precioso: todas las grandes civilizaciones lo usaron en los contextos más diversos.
Las referencias al oro abundan en mitos y leyendas, como la historia del rey Midas. Y, a su vez, a lo largo de la historia tumbas y templos han sido literalmente repletos de él.
En el antiguo Egipto, el oro era considerado la carne de los dioses y se utilizaba para decorar las tumbas de los faraones —confiriéndoles así la inmortalidad—, aunque también se usaba para fabricar algunos objetos cotidianos. De manera similar, los primeros cristianos exaltaban el oro para simbolizar el contacto con la trascendencia y el mundo espiritual.
En las Américas, los incas creían que el oro eran lágrimas del sol, mientras que El Dorado —la mítica ciudad de oro— fascinó y obsesionó a los conquistadores europeos.
El color dorado en el contexto del arte
Debido a su significado y brillo, el color dorado también se empleó en la pintura y el arte. En particular, el fondo dorado fue una técnica pictórica muy extendida que comenzó en el arte paleocristiano y se extendió hasta la época bizantina: consistía en extender una capa muy fina de oro sobre el fondo de las pinturas.
El fondo dorado también fue muy popular entre los pintores italianos de finales de la Edad Media y del Renacimiento. Para realizarlo, los talleres experimentaron con la técnica que se conocía como dorado al gouache: era un método que requería una gran dosis de precisión y minuciosidad, ya que implicaba aplicar capas muy finas de hojas de oro sobre la superficie de las pinturas utilizando una pasta adhesiva a base de agua sobre una superficie preparada para ello.
En el mundo islámico, donde el arte solía evitar las figuras humanas y daba preferencia a formas abstractas o arquitectónicas, el color oro siempre ha sido muy utilizado. Se eligió el oro para iluminar inserciones textuales, cenefas decorativas y elementos arquitectónicos, y también en este caso se desarrollaron diferentes técnicas para crearlo. En Persia, por ejemplo, los artesanos solían preparar una pintura hecha de polvo de oro para aplicarla a pergaminos especiales.
El regreso del oro en el siglo XX: las sensuales mujeres de Gustav Klimt y el art nouveau
En la pintura europea, a partir del siglo XVI, el dorado desaparece de las pinturas y queda relegado a la «periferia»: el oro ya no está presente en las pinturas, sino en los marcos dorados.
Sin embargo, a principios del siglo XX, el oro volvió a ser protagonista en los cuadros. Y esto fue gracias a un nuevo movimiento artístico que hizo que el color oro volviera a estar de moda: el art nouveau. En pleno auge de la llamada Belle Époque —entre finales del siglo XIX y principios del XX—, un nuevo movimiento cultural y artístico, famoso por sus motivos dinámicos y florales, comenzó a apreciar fondos y acabados dorados relucientes, a menudo creados trabajando con otros materiales, como el fino polvo de aluminio, en lugar de utilizar el metal precioso.
Probablemente el ejemplo más famoso del uso del oro en esta época esté representado por las pinturas de Gustav Klimt, pintor austriaco famoso por sus sensuales mujeres pintadas sobre un fondo dorado. Durante su periodo de oro, el pintor utilizaba pintura al óleo combinada con finísimas hojas de oro y aplicaba esta mezcla directamente sobre el lienzo.
El oro en la época pop
¿Y en la actualidad? ¿Cómo le va a este color ancestral en la era del consumo, la moda y las marcas? A pesar de su gran carga de simbolismo y espiritualidad, el color dorado sigue siendo significativo hasta bien entrado el nuevo milenio.
El oro se utiliza en packagings de lujo y ediciones especiales: desde controladores de videojuegos hasta iPhones, desde guitarras Fender hasta perfumes, desde zapatos hasta camisetas deportivas. Incluso las estrellas visten el color oro para ocasiones especiales, como las relacionadas con los Óscar, cuya célebre estatuilla es dorada.
Desde el punto de vista del marketing y de la identidad de marca, la elección del color dorado no es para todos. La marca de lujo Christian Dior pudo permitírselo en la icónica campaña J’Adore de 2018, en la que la actriz Charlize Theron se sumergía en una bañera dorada.
¿Un logo dorado?
El uso del color dorado en los logotipos no es habitual. Sin embargo, hay dos ejemplos que van a contracorriente, ambos provenientes del mundo del automóvil: Chevrolet y Lamborghini.
El logo de Chevrolet, la compañía automovilística estadounidense, está formado por la icónica cruz llamada «pajarita». Hoy en día la cruz es principalmente dorada, pero en décadas anteriores era de otros colores: desde el plateado hasta el rojo.
El logo de Lamborghini, el fabricante italiano de automóviles de lujo, está representado por un toro dorado dentro de un escudo con un borde dorado, símbolo de la potencia del motor, pero también un recordatorio de la pasión por las corridas de toros del fundador Ferruccio Lamborghini.
Por último, hay quienes han elegido el color dorado para profanar todo lo que este color ha representado hasta la fecha: a partir de la década de 1950, muchos artistas contemporáneos —como el estadounidense Jeff Koons— han utilizado a menudo en sus obras este color con ironía, haciéndonos reflexionar sobre las nociones de sacralidad, valor y celebridad.
¿Y a ti? ¿Te apetece utilizar el color dorado en tu próximo proyecto? Si es así, ¿cómo?