Desde la tinta blanca hasta hasta los pigmentos termocromáticos, la tinta sensible a la luz UV y las nuevas tintas ecológicas, repasamos el universo de posibilidades que nos ofrece la industria para añadir valor al producto impreso.
A lo largo de la historia la tinta ha sido un elemento fundamental en la transmisión de la cultura y la civilización. Desde la invención de los primeros pigmentos semipermanentes y permanentes en la antigüedad, pasando por la aparición de las pinturas y tintas a color que iluminaron los libros manuscritos de la edad media y la revolución que supuso la importación de pigmentos de todo el mundo en la era colonial, la tinta no ha dejado de evolucionar para aportar cada vez más riqueza a los productos impresos. Los avances en la industria de la fabricación de pigmentos se han sumado a iniciativas creativas por parte de impresores visionarios que han generado todo un universo de posibilidades para llevar al papel prácticamente cualquier idea o proyecto.
- Tinta blanca
La tinta blanca ha sido durante siglos la asignatura pendiente de los impresores. Exceptuando técnicas como la serigrafía y la estampación hasta ahora era prácticamente imposible imprimir en blanco con una opacidad medianamente aceptable, especialmente sobre papeles de tonalidades oscuras y negros. Ha sido en los últimos años cuando este reto para la industria de las artes gráficas se ha cumplido, y ya es posible observar productos impresos en los que la tinta blanca es protagonista. También cabe mencionar que la impresión en tinta blanca está disponible tanto en el sistema offset como en la impresión digital, lo cual supone que es posible acceder a ella en tiradas muy altas o muy reducidas sin que ello suponga un coste inasumible.
- Tinta Ultravioleta
Conocidas también como “tinta negra” o “tinta invisible”, las tintas ultravioleta tienen como principal característica que no son visibles al ojo humano en condiciones normales, haciendo necesaria una fuente de luz ultravioleta para desvelar su apariencia. Normalmente se trata de tonos fluorescentes que van desde el amarillo al violeta intenso, siendo las tonalidades anaranjadas y rojizas las más comunes.
Los pigmentos que reaccionan a la luz ultravioleta llevan utilizándose para diferentes propósitos desde principios del siglo XX. Algunas de sus aplicaciones más frecuentes son, por ejemplo, su uso como sistema de seguridad para verificar la autenticidad de billetes y otros documentos de alto valor económico, lo cual justificaba la implementación de esta técnica que en el pasado resultaba cara e inaccesible para el gran público. Afortunadamente, en la actualidad es mucho más fácil y económico acceder a este tipo de impresión, especialmente en el sistema digital.
Además de las ya mencionadas ventajas como sistema de seguridad para la autenticación de documentos, las tintas que reaccionan a la luz ultravioleta pueden ser utilizadas con fines creativos sobretodo en espacios y situaciones en las que se pueda contar con una fuente de luz ultravioleta para generar oportunidades de interactividad con los objetos impresos.
- Tinta termocromática
Una de las formas más sorprendentes de tintas reactivas (que cambian según las condiciones a las que se sometan) es la tinta termocromática, la cual responde a fluctuaciones de temperatura cambiando sus propiedades de tono y saturación. Desde su aparición en productos de consumo a mediados de los años 70 los pigmentos termocromáticos han evolucionado y se han vuelto accesibles a la impresión de grandes y pequeñas tiradas, ofreciendo un sinfín de posibilidades a nivel creativo y permitiendo al usuario sorprenderse e interactuar con el producto final.
Imaginemos por ejemplo envases de bebidas cuyas etiquetas nos indiquen si el liquido que contienen está a la temperatura idónea para ser consumido, o una página impresa que tengamos que frotar con la mano para calentarla y desvelar su contenido. Éstas son solo algunas de las aplicaciones que ya están a disposición de creativos e impresores, y que prometen sorprendernos aún más en el futuro.
- Tinta ecológica
Otro de los grandes retos de la industria de las artes gráficas es el de la responsabilidad en cuanto al impacto que su actividad genera en el medio ambiente. Históricamente, la producción de papeles y tintas requiere de procesos químicos que generan importantes cantidades de residuos nocivos para el medio ambiente. Es por ello que cada vez más impresores están incorporando en sus negocios pigmentos de origen vegetal. Estas tintas son producidas mediante procesos que generan menos residuos contaminantes y que hacen uso de energías renovables con el objetivo de favorecer la sostenibilidad y el cuidado del entorno natural.
Así pues, queda patente que el mundo de la tinta continúa con su imparable evolución, afrontando sus retos más apremiantes y ofreciendo nuevas y sorprendentes posibilidades para que la creatividad inherente a las artes gráficas siga generando objetos con valor añadido que satisfagan las necesidades de clientes y usuarios.