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Ha trabajado con Frank Miller en dos de los cómics más icónicos sobre Daredevil y Batman, publicado historias «alternativas» y experimentales de cómics que son poco menos que literatura dibujada, además de novelas gráficas que han pasado por derecho propio a formar parte de la historia del cómic contemporáneo: David Mazzucchelli es un maestro del cómic polifacético y con un estilo muy particular, que ha evolucionado a lo largo de las más de tres décadas que abarcan sus obras.
Se trata de un autor que, por tanto, ha tocado desde el cómic más comercial hasta las portadas del New Yorker y The New York Times, pasando por libros completos que han inspirado a miles de artistas de todo el mundo.
Primeras obras e influencias
David Mazzucchelli nació en Rhode Island (EE. UU.) en 1960, pero vive y trabaja en Nueva York. Estudió en la Rhode Island School of Design y empezó su carrera con Marvel en 1983. Se basa en los dibujos de Daredevil: Born Again, escrito por Frank Miller (el conocido autor de Sin City y muchas otras obras), una de las historias más apreciadas del superhéroe invidente. En 1987 dibuja otra historia escrita por Miller —esta vez para DC—, Batman: año uno.
Para muchos es una de las mejores historias del personaje, que indaga sobre los orígenes del murciélago. Con este trabajo se empieza a definir el estilo de Mazzucchelli, que recurre ampliamente a claroscuros y sombras netas, con tablas de producción minimalista, pero de impacto seguro. Por lo demás, él siempre ha afirmado que el dibujo en el cómic no debe ser «bonito» a toda costa, sino que tiene una función concreta: contar una historia. A este respecto, se inspira seguramente en autores como Alex Toth, el Hergé de TinTin y, sobre todo, Chester Gould, creador y dibujante de la conocida serie policíaca Dick Tracy.
Mazzucchelli junto con Frank Miller praticamente reinventa dos héroes que ya son clásicos del cómic.
A finales de los años 80 parecía estar en lo más alto de su carrera: prácticamente, tenía la posibilidad de dibujar potencialmente cualquier cosa que formase parte del mundo de los superhéroes. Pero, para sorpresa de muchos, desapareció. En esos años desarrolló su estilo y, en 1990, presentó su cartera de trabajos a Raw Magazine de Art Spiegelman, pero fue rechazada.
Fue entonces cuando decidió autopublicar su revista. Se presentó ante el público un Mazzucchelli totalmente reinventado como guionista, autor y editor de sus historias. Puso en marcha una colaboración con su mujer Richmond Lewis como colorista, publicando Rubber Blanket, una revista alternativa y antológica de cómics. Salieron tres números en tres años, de 1991 a 1993: en su interior había historias breves dibujadas en las que el autor experimenta como máximo con nuevos estilos, estructuras de página y nuevos colores, ideas narrativas y técnicas de impresión, inspirándose asimismo en autores como Jack Kirby, sin olvidar los blancos y negros de Alex Toth y Chester Gould.
Los temas de estas historias siguen siendo los que más le gustan a Mazzucchelli: desde la novela negra más seria hasta su parodia, pasando por la gran novela americana. Dejó literalmente boquiabiertos a los lectores con historias como Big Man, un gigante que se presenta en una comunidad rural y que desencadena miedos latentes que producen una espiral de violencia. O en Discovering America, donde el protagonista es un joven obsesionado con los mapas, que le ayudan a encontrar el orden en el caos de la vida: muy interesante gracias al uso original de una bicromía que excluye totalmente la tinta negra.
La primera novela gráfica: La ciudad de cristal
Mientras en 1992 aún estaba experimentando con historias y dibujos sobre Rubber Blanket y con historias breves publicadas en otras revistas, Mazzucchelli fue contactado por Spiegelman para adaptar al cómic la novela de Paul Auster, La ciudad de cristal para Neon Lit, una nueva línea de novelas gráficas negras.
Así comenzó un intercambio creativo entre Karasik y Mazzucchelli que en 1994 produjo uno de los raros ejemplos de adaptación a cómics que realmente añade profundidad y una comprensión total de la obra original. En España, «La ciudad de cristal» se publicó en 1997 y cuenta la historia de un escritor de novelas policíacas, Daniel Quinn, que tras una confusión de identidades, se ve implicado muy a su pesar en un extraño caso. Conoce a un tal Stillman, un señor mayor que dice estar inventando «un nuevo idioma» que podría crear un mundo a la deriva. Una novela policíaca ambientada en una Nueva York rota, en la que se es testigo de una lenta bajada a los infiernos del protagonista.
La ciudad de cristal se considera un auténtico hito de la novela postmoderna y, con su novela gráfica y las tablas contenidas en la obra dibujada, Mazzucchelli empuja literalmente el lenguaje del cómic a nuevos límites.
La obra maestra Asterois Polyp
Los años 90 de la producción de Mazzucchelli continúan con distintas colaboraciones e historias breves sobre distintas publicaciones alternativas y antológicas, como Snake Eyes, Drawn & Quarterly, Nozone, Zero Zero y Little Lit: en este caso, su estilo empezaba a incorporar distintas influencias de los cómics europeos e incluso del manga. Pero el futuro del autor estaba orientado hacia algo mucho más grande.
Nada menos que 15 años después de su obra más larga, en 2009 se publica finalmente Asterios Polyp, probablemente la obra maestra de Mazzucchelli. La historia habla de un célebre arquitecto que lo ha perdido prácticamente todo: su casa se ha quemado, mientras que su matrimonio se ha roto. Por ello, se refugia en una pequeña ciudad americana de provincia, donde empieza a trabajar como mecánico.
Mazzucchelli tardó nada menos que 10 años en crear Asterios Polyp, para obtener un libro que está asociado a autores de gran calibre como Philip Roth. Con esta obra, el autor realiza un experimento a 360 grados: las emociones se representan mediante formas, colores y estilos cada vez diferentes, para una obra bastante sofisticada en la que se habla de filosofía, vida de pareja y del sentido de la vida.
No es casual que, en un solo año, Asterios Polyp ganase los premios más importantes del mundo dedicados al cómic: desde el Book Prize del Los Angeles Times a los premios Eisner y Harvey, además del Grand Prix francés del Festival de Angouleme, el evento más importante de este sector en Europa.
Concluimos este viaje por las obras y el estilo de David Mazzucchelli, a la espera de sus próximos trabajos: un autor que pasa de un blanco y negro sencillo pero de impacto, y que rinde homenaje al pasado, a la total desestructuración de la página de cómic, para terminar con obras enteras cuyo impacto se basa en la bicromía y las combinaciones entre colores. Un auténtico maestro del cómic.