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Mientras que «libro de arte» se refiere generalmente a todas las publicaciones relacionadas con el arte (como catálogos, monografías de artistas, tratados, críticas, etc.), el «libro de artista» es una obra de arte que utiliza el libro como formato. A veces es la propia forma del libro, otras veces es su función la que inspira la obra. En ocasiones, los libros de artista recurren a formas de impresión, compaginación y encuadernación elegantes, tanto que se crean auténticos objetos de arte (los libros-objeto, precisamente). En otros casos, incluso de una forma convencional, es la presentación de los contenidos lo que sorprende. A veces se trata de ediciones limitadas en pocos y únicos ejemplares, mientras que otras veces son productos en un gran número de copias para permitir una distribución económica.
Por tanto, el libro de artista puede asumir varias estructuras y ser distribuido de varias formas, desde las más tradicionales hasta las más experimentales. Lo que diferencia al libro de artista de cualquier otra publicación es su capacidad de disipar las expectativas sobre la esencia, la forma y la función de un libro.
Desde los orígenes del libro como producto impreso en el siglo XV, los artistas han desempeñado un papel activo en ilustrarlos. Sin embargo, los libros como verdaderos objetos de arte nacieron en el siglo XX, con la llegada de las vanguardias. Famosos a este respecto son los libros de artista del futurismo, cuyos ejemplos más conocidos se pueden encontrar en este artículo.
A continuación, hemos decidido concentrarnos en las evoluciones de la segunda mitad del siglo XX, cuando, sobre todo a partir de los años sesenta, el libro de arte pasa de objeto elitista a herramienta de comunicación pop. Los ejemplos propuestos no podrán ofrecer un panorama completo sobre las innumerables y extraordinarias formas que los libros de artista han asumido a lo largo de las últimas décadas, pero se han elegido para mostrar algunos enfoques y para despertar la curiosidad hacia un conocimiento más profundo de este fenómeno.
Bruno Munari, «Quadrante Illeggibile Bianco e Rosso», 1964. 25 × 25 cm
Desde los años cincuenta, los artistas en Europa experimentan mucho con el formato del libro, realizando obras con encuadernaciones y métodos de impresión. Un artista que trabajó muchísimo en el formato del libro con gran ingenio, imaginación e inventiva fue Bruno Munari. Desde 1949, Munari empezó a realizar una serie de libros ilegibles, en los cuales analiza el formato del libro y su uso, renunciando a contenidos textuales a favor de una comunicación exclusivamente visual.
Entre estos está su libro ilegible blanco y rojo, compuesto por 40 hojas de cartulina blanca y roja de varias formas. En cada nueva página, el espectador se encuentra frente a una nueva combinación. La sobrecubierta está formada por una hoja que ha sido varias veces plegada formando un sistema de triángulos, en el que se encuentra una nota biográfica de Bruno Munari traducida a 8 idiomas.
Dieter Roth, «Little Tentative Recipe», 1969. 8,8 × 8,8 × 8,8 cm
Otro maestro europeo del libro de artista es el suizo Dieter Roth, que comenzó a crear libros usando las técnicas de impresión aprendidas mientras trabajaba en una agencia publicitaria, para luego ampliar su arte de manera más innovadora y radical, imprimiendo todo tipo de contenidos (poesía concreta, artículos periodísticos y formas abstractas) en plástico y otros materiales económicos, hasta llegar a integrar la comida en sus libros.
«Little Tentative Recipe» es un libro en miniatura, de dimensiones cúbicas, guardado dentro de una caja originalmente creada para bolsas de té. En su interior, incluye 800 impresiones offset en color realizadas por los estudiantes de la Escuela de Arte de Watford, siguiendo las indicaciones (recetas) de Dieter Roth.
Edward Ruscha, «Twentysix Gasoline Stations», 1963. 17,9 × 14 cm
Mientras tanto, en Estados Unidos, concretamente en Los Ángeles, Edward Ruscha realizaba libros como obras de arte siguiendo reglas totalmente distintas: impresión comercial y económica, grandes tiradas, ninguna firma y precios accesibles. De hecho, Ruscha, con su serie de libros que incluían solo una colección de fotografías sobre un tema específico, especificado en el título de la cubierta, fue un pionero en la historia de los libros de artista.
El intento del artista era el de hacer que su trabajo fuera lo más económico, accesible y fácilmente transportable posible, transfiriendo el arte de los museos y las galerías de arte a la calle.
Vincenzo Agnetti, «Libro dimenticato a memoria», 1969. 70 × 50 cm
Uno de los ejemplos más impecables y racionales de arte conceptual en forma de libro es la obra «Libro dimenticato a memoria» (Libro olvidado) de Vincenzo Agnetti, en el que gran parte de las páginas se han eliminado, hasta el punto de que solo quedan los márgenes.
El libro es una metáfora de la paradoja de la memoria: solo olvidando se puede dejar espacio para nuevos aprendizajes.
Tauba Auerbach, «RGB Colorspace Atlas», 2011. 8 × 8 × 8 in (20,3 × 20,3 × 20,3 cm)
Agotados ya los lejanos experimentos de los años sesenta, el libro en la actualidad, en la era digital y tras décadas del primer anuncio de su muerte inminente, vuelve a ser un medio ampliamente explorado por los artistas.
Es precisamente gracias a las nuevas ideas, las nuevas técnicas y las nuevas posibilidades de (auto)publicación procedentes del mundo digital y de Internet, que el libro de artista recupera energía, como podemos ver en este artículo.
Muy interesantes son los experimentos de Tauba Auerbach, artista estadounidense que vive a caballo entre Nueva York y San Francisco. «RGB Colorspace Atlas» es un libro de formato cúbico que, como indica su nombre, representa todos los colores posibles dentro de la gama de colores RGB (modelo cromático diseñado para pantallas).