Table of Contents
Ahora la conocemos como una de las artistas más influyentes de las últimas décadas. Ha vendido más de 150 millones de discos, ha protagonizado una Super Bowl, ha ganado un Óscar y ha cantado el himno de los Estados Unidos durante la ceremonia de investidura de Joe Biden. Además, sus outfits imposibles y a la vez innovadores la han catapultado como un icono de la moda. Pero lo cierto es que la trayectoria de Stefani Joanne Angelina Germanotta, conocida popularmente como Lady Gaga, está llena de altibajos.
El éxito no es un camino en línea recta
“Tenemos la idea de que el camino hacia el éxito siempre va en línea recta, pero ella recibió un montón de ‘noes’ en sus inicios”, cuenta la artista digital Laura Floris, autora de ‘Lady Gaga. Born Her Way’, la biografía ilustrada de una de las cantantes más galardonadas e influyentes del mundo. Para elaborarla, estuvo más de un año sumergida en libros, artículos de prensa, documentales y vídeos de Youtube. Y cómo no, la música, que tanto la ha ayudado en diferentes etapas de su vida, según confiesa, desde que escuchara por primera vez el single ‘Just Dance’ en la radio, estuvo presente a lo largo de todo el proceso.
Por eso el día que, como cada mañana, se levantó a las siete para ir a trabajar de teleoperadora y descubrió el correo electrónico de la editorial Lunwerg encargándole el libro, no pudo más que ponerse a dar saltos en la cama de felicidad. “No me lo podía creer, me pidieron hacer los dibujos, pero también escribirlo. Me lo tuve que pensar dos días porque era una responsabilidad enorme, pero al final lo conseguí”.
La búsqueda de un estilo propio
Floris nació en Madrid en 1992, pero se crió en Cerdeña, de ahí su acento italiano tan marcado cuando habla en español. A los 20 años, regresó a su ciudad natal para estudiar Diseño de Moda en el IED (Istituto Europeo di Design). Los inicios no fueron fáciles, puesto que estaba alejada de su familia y amigos y además sentía que no tenía un talento especial para el dibujo. Al terminar la carrera, trabajó como ayudante de estilista para los programas de televisión ‘Zapeando’, ‘El intermedio’ y ‘El objetivo’, y en vestuario de la serie ‘La catedral del Mar’, de Netflix.
En paralelo, pasaba horas sentada en el escritorio de su habitación experimentando nuevas técnicas de diseño, desde el lápiz a los rotuladores, acrílicos o acuarelas, en busca de un estilo propio. Y fue así como, de manera autodidacta, se enganchó a la ilustración digital con su tableta gráfica. Floris iba subiendo sus ya característicos retratos de colores saturados a su cuenta de Instagram, explicando historias frescas con las que sus seguidores se sentían muy identificados. Las marcas empezaron a interesarse por su trabajo, desde Ágatha Ruiz de la Prada (con quien inauguró la exposición ‘Life is color’ en una de sus tiendas de Madrid) hasta Desigual (para quien colaboró en el diseño de chaquetas estampadas).
Esa marca de identidad que tanto buscaba la diseñadora digital con sus ilustraciones está, principalmente, en la mirada. Los personajes, casi todos chicas, tienen cuatro largas pestañas en uno de sus ojos, colocadas de forma estratégica en el párpado inferior. En realidad la idea nació un día de estrés en el que Floris se puso a garabatear un dibujo que no le gustaba cómo estaba quedando; lo dejó aparcado durante dos días, hasta que se dio cuenta del detalle de las pestañas, y decidió integrarlas en su obra.
Un sueño hecho realidad
Así pues, la Lady Gaga de la biografía, por descontado, también las tiene. Son decenas de preciosas ilustraciones que acompañan los textos sobre la historia, en ocasiones desconocidas, de la diva del pop. Empieza por su infancia, cuando la madre de Stefani Joanne Angelina Germanotta le compró un piano con tan solo cuatro años y su padre le contagió su amor por la música a través de artistas como Bruce Springsteen, Freddie Mercury, Michael Jackson, Rolling Stones, The Beatles, Cindy Lauper, Pink Floyd o Led Zeppelin.
En la escuela, la consideraban un ‘bicho raro’ porque era excéntrica y provocativa, así que su adolescencia estuvo marcada por el bullying, la depresión y el escarceo con las drogas. En esa misma época, sin embargo, empezó a actuar en clubs nocturnos de Nueva York, y a los 19 años dejó la universidad para perseguir su sueño de alcanzar la fama como artista sin ningún tipo de apoyo financiero, algo que, como hemos explicado al principio, no fue nada fácil.
Floris también se encuentra en ese camino hacia el reconocimiento de su trayectoria, y ahora ya piensa en nuevos proyectos en los que fusionar todo lo aprendido. En la actualidad, está trabajando en una serie de ilustraciones sobre ciudades y otra sobre platos típicos del mundo, pero también piensa en retomar el diseño de moda y crear “una colección de ropa más extravagante con sus ilustraciones que puedan lucir cantantes en una alfombra roja, por ejemplo”. “Tengo muchas cosas en la cabeza, pero siempre con la intención de lanzar un mensaje”, concluye la artista digital.