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El sistema de impresión más utilizado actualmente para las grandes tiradas es la impresión offset. A pesar de ser mucho más sofisticada y mecanizada, la impresión offset se basa en el mismo principio que la litografía, técnica ideada en 1790 por Alois Senefelder, por la cual el agua y la grasa se repelen mutuamente.
La litografía se sirve de piedra caliza porosa; la impresión offset, de placas de aluminio. La litografía «escribe» la matriz con un lápiz graso y, después, la sumerge en un líquido para acidificarla en todas las partes no escritas, mientras que la impresión offset utiliza un láser que aporta directamente a las zonas de impresión características hidrorrepelentes. En ambas técnicas, las matrices se cubren de agua, que se deposita solamente en las zonas que no se van a imprimir; posteriormente, se cubren de tinta que, por el contrario, solo se deposita en los puntos en los que no hay agua. Ambas técnicas se basan en el fenómeno de la repulsión física y química entre el agua y la tinta.
Mientras la impresión offset solo puede realizarse con maquinaria profesional, la litografía es más fácil de recrear, pero sigue presentando dos problemas que hacen que sea poco práctica y accesible: la dificultad para encontrar y transportar la piedra y la peligrosidad de los ácidos que se emplean en este proceso.
Para permitir a principiantes y niños experimentar de alguna forma con el principio de base de la litografía, el artista Émilie Aizier ideó en 2011 un método alternativo muy económico y seguro, que emplea materiales y sustancias de uso habitual en muchas cocinas: papel de aluminio, cola, aceite vegetal y poco más. De ahí el nombre de Kitchen Litho.
Material necesario
- Una placa pequeña de cristal o Plexiglas® (por ejemplo, el cristal del marco de un cuadro), que usaremos como matriz
- Tinta para imprimir de base oleosa (por ejemplo, la tinta que se usa para las calcografías)
- Un rodillo entintador
- CINTA ADHESIVA
- Material para dibujar, un lápiz graso (por ejemplo, un 8B), grafito, pasteles al óleo, papel carbón (papel de calco), mantequilla, jabón de Marsella…
- Papel de aluminio
- Una palangana
- Cola
- Aceite vegetal
- Esponjas y paño de tela
- Hojas sobre las que imprimir
- Opcional: guantes de látex
1.Revestir la placa de cristal
El primer paso del proceso consiste en revestir la placa de cristal o Plexiglass con papel de aluminio, fijándolo con cinta adhesiva y prestando atención a que no queden agujeros a través de los cuales se pueda salir la cola. El papel de aluminio debe posicionarse con el lado opaco hacia fuera.
A la hora de realizar esta operación es muy importante no tocar con los dedos el lado que se utilizará para imprimir, ya que se corre el riesgo de que la grasa de los dedos deje impresa una huella que después sería visible en las impresiones.
2.Dibujar sobre la placa
Ahora, la placa estará lista para imprimir en ella. La matriz que hay que imprimir se dibuja directamente sobre el aluminio, pudiendo utilizarse para ello cualquier material graso. Para empezar, conviene hacer una prueba con distintos materiales: seguramente, los lápices grasos y el grafito son una excelente opción, pero vale la pena probar con pasteles al óleo o incluso jabón de Marsella o mantequilla, utilizando un pincel pequeño. Cualquier otro material graso que tengamos a mano puede ser útil.
Al igual que en el paso anterior, se debe prestar atención a no tocar la placa con los dedos mientras se dibuja. Puede ser útil usar guantes de látex.
3.Acidificar la placa
Una vez terminado el dibujo, se pone la placa en una palangana o en la bañera, donde se le vierte por encima la cola. Conviene rotar la placa, y verter la cola, en cada dirección para acidificar todas las zonas en las que no se vaya a imprimir.
Verás cómo en los puntos donde está la grasa la cola no se adhiere, sino que crea burbujas.
4.Limpiar la placa
Con dejar la placa bajo la cola unos segundos, ya se puede proceder a pasarle una esponja mojada para eliminar los restos de líquido sobrante. Así, con un paño empapado de aceite vegetal, se limpia suavemente la placa de cualquier residuo de grafito u otro material graso que haya quedado, ya que obstruiría la tinta.
Llegados a este punto, debería ser visible sobre el aluminio la imagen descolorida.
5.Entintar
Entonces, se pasa a la preparación de la tinta. El color adecuado para este tipo de proceso es muy graso y denso, como el de la calcografía; por tanto, hay que extenderlo sobre una placa y pasarle por encima el rodillo en distintas direcciones durante unos minutos, hasta que quede liso y uniforme.
El ácido fosfórico y la goma arábiga que contiene la cola transforman las zonas de la placa no dibujadas en zonas hidrófilas. Por tanto, una vez mojada la placa, el agua se coloca sobre estas zonas, pero es repelida de las zonas dibujadas, donde por el contrario se coloca la tinta grasa.
Antes de entintar, se pasa sobre la placa una esponja o un paño mojados (pero sin que goteen) y, una vez realizado este procedimiento, se pasa por encima la tinta con el rodillo. No te preocupes si, sobre todo en la primera pasada, la tinta también se deposita en las zonas no sensibilizadas: basta con pasar de nuevo el paño mojado con mucha delicadeza sobre el dibujo, de manera que la esponja eliminará la tinta solo en las zonas no dibujadas.
Si en algún momento se concentra demasiada tinta seca sobre la placa, solo habrá que pasar un paño con un poco de aceite vegetal para eliminar los restos.
6.Imprimir
Llegados a este punto, lo ideal sería contar con una prensa de impresión (en tal caso, la placa deberá ser de plástico), pero no es indispensable. Se pueden obtener buenos resultados simplemente colocando la hoja sobre la placa y presionando, quizás ayudándose con una cuchara o un salvaollas. Para evitar estropear el papel frotando, se puede colocar una hoja de papel para horno sobre el papel que se desee imprimir.
La placa producirá aproximadamente una decena de impresiones antes de empezar a perder calidad.
Está claro que la calidad de las impresiones es informal: los trazos no son nítidos ni muy precisos y es posible que se manchen de color algunas zonas que no deberían; pero el resultado es muy espontáneo y difícil de reproducir con otras técnicas. Teniendo en cuenta el estilo de estas impresiones, se puede utilizar esta técnica para un dibujo de la matriz no demasiado sofisticado ni detallado, sino que en su lugar se vea beneficiado de un trazo un poco más «sucio».
¡Que disfrutes de la «kitchen litho»!