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Vida y obra de Juan Giménez, uno de los mejores ilustradores del mundo que redefinió estéticamente el cómic de ciencia ficción
Resumen
– Maestros del cómic: Juan Giménez
– El encuentro con Ricardo Barreiro: La estrella negra y Ciudad
– Cuestión de tiempo y la búsqueda del color
– Los años 90 y La casta de los Metabarones
– El enorme legado de Juan Giménez
Juan Antonio Giménez López, conocido como Juan Giménez, fue un autor de cómics argentino y es considerado unánimemente como uno de los mejores ilustradores del mundo. Redefinió visualmente, entre otras cosas, el cómic de ciencia ficción. Nació en 1943 en Mendoza (Argentina) y comenzó a dibujar sus primeras historias en la escuela secundaria, cuando su familia se mudó a la ciudad de Río Cuarto, Córdoba (Argentina) en 1957. Comenzó su carrera profesional en el mundo del cómic con tan solo 16 años, con una historia fuertemente inspirada en el estilo de Hugo Pratt.
En esa época su estilo era más parco, en blanco y negro, mientras que sus inspiraciones, además del ya mencionado Pratt, remiten a los maestros del cómic sudamericano, concretamente los cómics argentinos con autores como Alberto Breccia, José Muñoz y Francisco Solano López.
La inspiración para Juan Giménez también vino de revistas argentinas como Misterix y de la historieta Bull Rockett, escrita por el gran Héctor G. Oesterheld, un importantísimo historietista argentino y autor, entre otras obras, de El eternauta, un personaje asesinado por militares en 1978 durante la dictadura (tristemente es parte de los llamados «desaparecidos»).
Giménez dejó los cómics de lado por un tiempo para obtener el Diploma de Perito Industrial. Más tarde, al terminar el bachillerato, estudió en la Facultad de Diseño Industrial. Todo esto tiene un impacto importante en su forma de hacer historietas: aprende ergonomía y cómo aplicarla a lo que dibuja, especialmente los elementos mecánicos, que le apasionan y que volverán con fuerza en sus historietas.
«De repente aprendes cómo funciona un coche, cómo funciona un motor de combustión interna, por qué vuela un avión… y lo que quieres es diseñar cosas a partir de ese conocimiento tuyo», decía el propio Giménez.
El autor asistió más tarde a la Escuela de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo en Argentina. Posteriormente, se trasladó a Europa y estudió en la Academia de Bellas Artes de Barcelona.
El encuentro con Ricardo Barreiro: La estrella negra y Ciudad
En Europa, hacia finales de la década de 1970, Juan Giménez conoció a Ricardo Barreiro, guionista también argentino, con quien regresó al mundo de los cómics firmando la serie bélica As de pique. Se trata de historias que huyen con fuerza de la retórica belicosa que enfrenta a los buenos con los malos. En As de pique, cada historia tiene una fuerte intención antimilitarista y cuenta los horrores de la Segunda Guerra Mundial con flashbacks que incluyen tanto a personajes estadounidenses como franceses, quienes experimentan prácticamente los mismos miedos.
Sin embargo, el éxito le llega con La estrella negra en 1979, su primera obra de ciencia ficción íntegramente en color, publicada en Italia en la revista L’Eternauta (un cómic mensual publicado a plazos) y en los semanarios Lanciostory y Skorpio. Aquí vemos finalmente los primeros experimentos de Giménez con el color, en particular con acuarelas muy evocadoras, pero aún en una fase de búsqueda de su estilo definitivo.
En 1982, el autor publicó Ciudad, de nuevo con textos de Barreiro. Trata sobre la historia de un lugar fantástico en el que los protagonistas Jan y Karen intentan una huida casi imposible. En esta obra se mezclan elementos de realidad y ficción, con referencias a El flautista de Hamelín y a Borges, en una historia que vuelve a ser la metáfora de una sociedad que vive bajo una dictadura, tal y como sucedía en la Argentina de esos años.
En esta obra compuesta por relatos breves que se cruzan entre sí, el estilo de Giménez se va transformando poco a poco con planchas cada vez más complejas, tanto desde el punto de vista de la estructura como del dibujo.
Cuestión de tiempo y la búsqueda del color
Sus dibujos no pasan desapercibidos, dado el gran poder expresivo que el autor argentino desprende en cada página. En 1981, Giménez fue contactado por la revista estadounidense Heavy Metal, empresa hermana de la francesa Métal Hurlant, para crear el guion gráfico (storyboard) y los escenarios de la película de los homónimos dibujos animados, asignándole la elaboración del capítulo «Harry Canyon».
A estas alturas de su carrera pudo permitirse trabajar en otros campos como diseñador, diseñador de vestuario o para publicidad. Cuando llegó a Europa, también inició numerosas colaboraciones con revistas de cómics, desde la española 1984 hasta la francesa Métal Hurlant, pasando por la italiana L’Eternauta.
En ese momento comenzó a trabajar en una serie de historias cortas que se englobaron bajo el título Cuestión de tiempo, en las que el autor muestra colores ya maduros. De hecho, utiliza solo colores primarios diluidos que, mezclados con otros, permiten obtener todas las tonalidades deseadas.
Cuestión de tiempo contiene un total de siete historias que tienen como base el tiempo, en particular las consecuencias que ocurrirían si uno interfiriera en él mediante el uso de una máquina del tiempo, por ejemplo. Historias seminales en los cómics, ciertamente inspiradas en la novela La máquina del tiempo de H. G. Wells, pero publicadas antes de la popular saga de Regreso al futuro.
Desde el Lejano Oeste hasta la Segunda Guerra Mundial, las historias no están relacionadas entre sí y se cuentan de forma irónica al estilo de Ray Bradbury (Fahrenheit 451). Los escenarios son totalmente diferentes, pero muestran la gran eficacia de las planchas de Giménez para dibujar prácticamente cualquier cosa.
También cabe mencionar el extraordinario cómic Basura, con textos de Carlos Trillo. Se trata de una obra publicada en 1988 pero aún de gran actualidad: una Tierra reducida a vertedero por la negligencia de los hombres que, a su vez, se han convertido en seres deformes debido al aire radiactivo.
Los años 90 y La casta de los Metabarones
Llega a un momento en su vida en el que comienza a encargarse también de los textos de sus cómics. Empezó a hacerlo a finales de los 80 con la serie Leo Roa y El cuarto poder: la primera es una aventura de ciencia ficción que desemboca en comedia, mientras que la segunda se convirtió en una tetralogía extremadamente ambiciosa y de estructura narrativa decididamente compleja. Mientras tanto, continuó con sus experimentos gráficos y cromáticos, sobre todo con el aerógrafo.
Más adelante colaboró con algunos grandes escritores como Carlos Trillo y Alejandro Jodorowsky, creando los evocadores dibujos de la exitosa serie La casta de los Metabarones. Es una serie derivada de El Incal, obra también escrita por
Jodorowsky, pero con las ilustraciones de Moebius.
El propio autor francés fue, especialmente en los primeros años de la carrera de Giménez, una gran fuente de inspiración: «Moebius me dio un shock cerebral. Esa variedad de técnicas, el atrevimiento con cualquier tema, color, blanco y negro…», declaró el autor argentino.
Y con La casta de los Metabarones llegó su verdadera consagración: aquí el autor sigue asombrando con sus dibujos y planchas, que literalmente explotan con elementos mecánicos con temática de ciencia ficción.
Publicado entre 1992 y 2003 por la editorial francesa Les Humanoïdes Associés, muestra la maduración gráfica total del autor, tanto desde el punto de vista de la estructura de la plancha como del color.
El enorme legado de Juan Giménez
Juan Giménez fue un auténtico maestro del cómic y del dibujo que inspiró a cientos de jóvenes autores y creó un verdadero imaginario gráfico y estilístico sobre la ciencia ficción. Sus colores diluidos pero fuertemente evocadores, las planchas «sucias» y llenas de detalles, y los recurrentes elementos mecánicos de sus dibujos le han hecho entrar, con todo derecho, en el Olimpo del cómic mundial.
De hecho, en su vida ganó algunos de los premios más importantes del mundo. Entre 1983-1985 y 1990, fue votado por los lectores de 1984 y Comix Internacional como el mejor dibujante. En 1990 ganó el codiciado premio Gaudí en Barcelona y ese mismo año el premio Yellow Kid en Lucca (Italia).
Así concluye este breve resumen de la vida, el estilo y la obra de Juan Giménez, quien lamentablemente falleció en 2020 por complicaciones relacionadas con el COVID-19.