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Jean Giraud nació en Nogent-Sur-Mane, un pequeño pueblo en el norte de París, el 8 de mayo de 1938. Desde muy temprana edad le apasionó el dibujo, leyó cómics estadounidenses y entró en contacto con la publicación Les Tours du monde, asombrándose con los grabados del siglo XIX, técnica que tendrá un gran impacto en su estilo.
Tras estudiar en la Ecole des Arts Appliqués, comenzó sus primeras colaboraciones con ilustraciones publicitarias. Pero su destino era otro, el de hacer cómics. Y Jean Giraud no era un dibujante cualquiera, sino una personalidad polifacética que ha influido mucho en toda la literatura de ciencia ficción y el medio del cómic tal y como lo entendemos hoy día.
Lo que siempre ha asombrado de este autor, además de su habilidad innata para dibujar y crear las páginas de sus cómics, es su ductilidad. Toda su carrera ha estado salpicada de una marcada dualidad. De hecho, él mismo firma con dos seudónimos diferentes: Gir y Moebius, cada uno con un estilo completamente diferente, entre el clasicismo y la innovación pura.
Pero Jean Giraud no es solo eso. Sus visiones también han contribuido e influenciado enormemente otros espacios de entretenimiento, como el cine, elevándolo al olimpo de los autores más importantes de todos los tiempos.
Los inicios y la esquizofrenia creativa
Jean Giraud hizo su debut en el cómic en la revista Far West con tan solo 18 años con Les aventures de Frank et Jérémie: el estilo es bastante clásico, sin los experimentos más extremos de los años venideros. Después de hacer el servicio militar en México, donde también extrae lecciones importantes para el estilo de sus cómics, se convierte en asistente y alumno de Joseph Gillain, alias Jijé, un maestro y dibujante muy apreciado, autor de la serie del Oeste Jerry Spring, que colabora con las revistas francesas y belgas más importantes, incluida Spirou.
La influencia y las grandes lecciones de Jijé lo introducen en el vasto mundo de la Bande Dessinée, lo que lleva a Jean Giraud a firmar sus obras como Gir. Pero el nacimiento de este seudónimo también se corresponde con una verdadera esquizofrenia creativa del autor. En 1963, Giraud también asumió el seudónimo de Moebius en las historias dibujadas para la revista Hara-Kiri , de la que nació Charlie Hebdo en los años 70. El nombre Moebius proviene del matemático August Ferdinand Möbius, conocido por la cinta retorcida del mismo nombre.
Con Moebius cobra vida un estilo más vanguardista y experimental, inicialmente con historias humorísticas y «demenciales», entre ellas L’homme du XXI siècle, inspirada sobre todo en el estilo de la revista estadounidense Mad.
Poco después de las publicaciones en Hara-Kiri, llegó una gran oportunidad para Jean Giraud: trabajar con Jean-Michel Charlier, célebre guionista y uno de los fundadores de la revista Pilote con Albert Uderzo (Asterix) y René Goscinny (Lucky Luke). Charlier propuso a Giraud crear una serie de cómics del Oeste: el 31 de octubre de 1963 se publicó la primera aventura de Blueberry, actualmente considerado uno de los clásicos del cómic, conocido y leído en todo el mundo. Para esta obra, el autor firmó como Gir.
Blueberry y Gir, entre el clasicismo y la experimentación
Muchos ven evidente el dualismo de Jean Giraud: cuando firma como Gir tenía un estilo clásico, como el típico franco-belga, mientras que con Moebius da rienda suelta a toda su creatividad. Esto es en parte cierto, pero hay mucho más. Con el inicio y la continuación del trabajo en la serie Blueberry, a menudo considerada como «cine sobre papel», Giraud inició un importante estudio sobre las técnicas de narración, sobre la línea clara típica de los cómics franceses y sobre una reconstrucción realista de los ambientes.
Giraud mejora cada vez más con los años, asombrando a todos con páginas complejas, realistas y llenas de detalles. Como el propio autor afirmó:
«Gir, para mí, era aprender a dibujar. Al principio, tenía tantas carencias […]. Llegar a la comprensión del espacio, la forma, la armonía, la respiración de las líneas […], me llevó mucho más tiempo. Blueberry representaba en realidad un campo de pruebas».
La experimentación, especialmente en el dibujo, las estructuras de la página y las anatomías, estuvo muy presente incluso cuando el autor firma como Gir, solo que todo apunta a un resultado realista. Giraud nunca abandonó Blueberry, que entretanto se ha convertido en una de las series más exitosas de la editorial Dargaud. Pero lo que estaba pasando en el mundo también revolucionó al mundo de las historietas y a sus autores. El año 1968 y sus reivindicaciones crearon una división también entre los autores más tradicionales, entre los que se incluye Goscinny con su Asterix, y los dibujantes de cómics más jóvenes que querían crear algo realmente nuevo.
También hay aires de revolución en Estados Unidos, donde rige la censura de la Comics Code Authority: en esos años, el cómic underground estaba a punto de reescribir las reglas ya obsoletas del medio, por ejemplo, con la revista Zap Comix, creada por Robert Crumb, al que Giraud admiraba. En ese período, Moebius regresa con fuerza.
Moebius y la revolución del cómic
El inicio de la transformación se produce con la publicación en Pilote de un relato seminal, llamado La Déviation, que plasma todos los cambios a los que se enfrentan el autor y el propio mundo. Todavía firma como Gir, pero de inmediato se nota que algo ha cambiado: creada casi con un estilo de grabador, justo la técnica que lo maravilló durante su infancia, es una historia dibujada con plumilla que cuenta un viaje en automóvil surrealista, casi autobiográfico.
La transformación en Moebius se produjo en 1974, cuando Giraud junto con Philippe Druillet, Jean-Pierre Dionnet y Bernard Farkas fundaron el grupo Les Humanoïdes Associés, una editorial que aún representa la vanguardia y la experimentación del cómic europeo. En 1975 llega otra expresión de esta experimentación con la revista de autor Métal Hurlant, que muestra a Moebius en su forma más consciente.
En Métal Hurlant hay muchas historias de ciencia ficción que, metafóricamente, hablan del presente de Moebius. La primera historia del autor en esta revista es Arzach, en la que el protagonista vuela sobre un pterodáctilo en escenarios enormes y evocadores. Página tras página, viñeta tras viñeta, en Arzach vamos comprendiendo poco a poco que la historia prácticamente no existe, es más bien una sucesión de sugerencias y visiones al borde de la realidad. En una histórica editorial de 1975, Giraud escribe un cómic que debe alejarse de las convenciones, de esas reglas que lo habían enjaulado: «Uno puede imaginar perfectamente una historia en forma de elefante, de campo de trigo o de llama de fósforo», escribe el autor.
La máxima expresión de esta visión se puede leer en Le Garage Hermétique (El garaje hermético): una historia surrealista con una trama casi ausente, que se publica mensualmente. Moebius dibuja estas historias improvisando, creando cada vez tramas enredadas que no necesariamente llegan a una conclusión.
De nuevo en Métal Hurlant, Moebius publicó de 1981 a 1988 otra de sus grandes obras: L’Incal, escrita por Alejandro Jodorowsky, reconocido dramaturgo y escritor chileno. Esta vez, la trama es más comprensible: es una aventura espacial ambientada en un futuro distópico con dibujos excepcionales y un uso del color que hizo escuela.
Moebius, el cine y otras obras
El autor francés no solo fue un maestro revolucionario del cómic, sino que en su dilatada carrera participó, también indirectamente, en muchas incursiones en el mundo del cine. Por ejemplo, su breve historia The Long Tomorrow inspiró visualmente a Ridley Scott para la icónica película Blade Runner.
Moebius también trabajó directamente con Scott, creando el arte conceptual para la película Alien de 1979. Asimismo, creó la atmósfera virtual que se ve en la película Tron, así como el trabajo monumental para una película que no vio la luz, Dune de Jodorowsky (basada en la novela de Frank Herbert), para la que Moebius creó un increíble guion gráfico.
En 1988 colaboró incluso con Stan Lee y Marvel en Parabola, una historia protagonizada por Silver Surfer. También colaboró con el maestro japonés Jirō Taniguchi, para quien escribió Ikarus.
Jean Giraud definió el cómic del Oeste y redefinió la ciencia ficción y el cómic de autor, revolucionando por completo este medio con un enorme impacto en todas las futuras generaciones de autores, entre los que podemos mencionar al prolífico italiano Andrea Pazienza, quien encontró gran inspiración en el autor francés. Un genio que murió en marzo de 2012, del que queda una producción inmensa y que aún hoy se sigue estudiando.