Amantes de la lengua inglesa y la cultura británica. Así se autodefinen en Superbritánico, un proyecto creativo que nació en 2013 casi por casualidad, cuando a unos veinteañeros que trabajaban en una agencia de traducción en Sevilla se les ocurrió traducir literalmente al inglés frases típicas de la vida cotidiana de los españoles. Las compartieron en redes sociales y el éxito fue rotundo. Tanto, que sin tener experiencia previa alguna, acabaron montando una tienda online. Desde las primeras tazas con frases como “I love you an egg” (“Te quiero un huevo”), “Today is going to be the milk” (“Hoy va a ser la leche”) o “Today I don’t have the pussy for little lanterns” (“Hoy no tengo el chichi para farolillos”), la marca del soldadito de la guardia real británica ha ido evolucionando y hoy ofrece desde productos de papelería hasta textiles para el hogar, libros y guías de viaje.
En Pixartprinting entrevistamos a Daniel Vivas, cofundador y marketing manager de Superbritánico:
¿Qué papel han jugado las redes para el nacimiento y el crecimiento de vuestro negocio?
Las redes han sido fundamentales desde el principio. Nosotros no buscábamos un negocio, pero pusimos un post en Facebook y se compartió por 14.000 personas, se creó una comunidad y fueron ellos los que nos pidieron productos. Montamos la tienda sin dinero, porque nunca hemos tenido financiación, ni tampoco experiencia. Yo en la vida había hecho tazas, ¡quién me lo iba a mí a decir!
Superbritánico no hubiera sido posible sin la interacción del público. ¿A través de qué canales conectáis con ellos?
A través de Instagram, Twitter y Facebook, aunque últimamente Facebook ha pasado más a un segundo plano e Instagram nos resulta más útil. Las redes las llevamos de manera muy clásica, y ahora sacamos mucho provecho comentando la actualidad. Por ejemplo, pasó con el programa ‘Operación Triunfo’ y ahora con ‘Fama’ [diseñan láminas basándose en los personajes de estos espacios]. Recibimos muchos correos electrónicos y comentarios por redes, así que ahora, después de más de cuatro años, sabemos lo que gusta y podemos avanzar.
¿Por qué un e-commerce y no una tienda física?
Ahora mismo sería impensable una tienda para un negocio como el nuestro. Es mejor tener pequeños puntos de venta y que se lleven un margen de beneficio. Pero el e-commerce es ideal porque nuestro target va de los 25 a los 35, que son nativos tecnológicos haciendo pedidos: no tienen miedo a quemar una tarjeta de crédito. Hace años esto no pasaba, a mi madre le sigue dando miedo comprar por Internet. Cuando no tienes tienda física puedes dar un precio más competitivo porque no hay intermediarios, el usuario puede comprar a cualquier hora del día y en 19 horas tiene el pedido en casa.
En un sector como el vuestro, la competencia es cada vez más feroz. ¿Eso os obliga a estar siempre pensando en formas nuevas y originales de diversificar vuestros productos?
En nuestro sector, hay millones de marcas que lo han hecho genial y facturan muchísimo. Por eso ahora tienes que hacerlo muy, muy bien si quieres destacar. Pero nosotros con el inglés tenemos una ventaja muy grande, y es que siempre podemos ir hacia la parte de la enseñanza, que en España hay una carencia.
Cuando tenemos delante un producto de Superbritánico, enseguida lo reconocemos. ¿Trabajáis con un manual que defina una línea de marca?
Al principio elaboramos un manual, pero después las cosas evolucionan y te tienes que ir adaptando. Lo hemos simplificado tanto que ahora solo tenemos en cuenta cosas básicas como la tipografía, el logo y el imagotipo. Porque nos pasa mucho que nos viene un cliente a pedirnos una colaboración y nos acabamos saltando el manual para adaptarnos.
¿Es verdad que el muñeco de Superbritánico lo diseñó una chica muy joven que hacía prácticas en la agencia de traducción?
Es completamente cierto, lo hizo una becaria de traducción con un software que ni siquiera era de diseño. Lo que empezó como una tontería se acabó convirtiendo en el emblema de la marca. El año pasado hicimos un cambio de imagen enorme, aunque para la gente sea imperceptible. Y actualizamos el muñeco, que sigue siendo el mismo, pero ahora es más sobrio, más elegante, más británico.
¿En qué consistieron estos cambios en la imagen de la marca?
Para unificar los tres primeros años de trabajo, hicimos una colección de básicos lavándoles la cara, con una imagen superlimpia. El concepto se queda ahí, pero evolucionamos hacia donde nos queremos encaminar ahora: jugar con el inglés y la cultura (el cine, la literatura) y la enseñanza del inglés.
¿Y vuestras clásicas frases de traducción literal?
Ahora cada vez trabajamos menos con frases de traducción literal, aunque lo hacemos, y estamos evolucionando hacia el inglés correcto. Dándole la vuelta a obras clásicas de la literatura británica como “Orgullo y prejucio” o publicando un cuento infantil. El último producto, de hecho, no tiene nada que ver con la enseñanza ni la traducción, sino que es una guía de Londres seria y elegante.
¿Habéis pensado en abriros a otros mercados?
Nos centramos en el mercado nacional porque creemos que todavía falta mucho por hacer. Como trabajamos con la lengua inglesa y nuestra tienda es online, sí que es verdad que vendemos productos a otros países de Europa, pero la mayoría no tienen sentido fuera de España. Además, si creciéramos mucho estaríamos obligados a facturar más, así que preferimos apostar por mejorar la tienda online. Somos seis personas en el equipo y después de toda la vorágine del principio, ¡ahora estamos muy cómodos! ¡Disfrutamos más!