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La reveladora historia de la revista masculina de Il Sole 24 Ore y de cómo cambió el mundo del diseño gráfico.
Desde los años noventa en adelante, los propietarios de los principales periódicos italianos crearon auténticos grupos editoriales, capaces de gestionar una rica galaxia de contenidos y productos editoriales, desde libros hasta revistas, que llenaban los expositores de los quioscos.
En particular, el sector de los suplementos del fin de semana siempre ha sido muy fuerte; se trata de aquellas revistas que acompañan a los periódicos que se leen durante el tiempo libre, preferiblemente el fin de semana. Algunas, como Il Venerdì de La Repubblica o Sette del Corriere della Sera, están en el quiosco ya la víspera del fin de semana. Por su parte, el sábado está dedicado a las revistas femeninas, como D de La Repubblica y Io Donna del Corriere della Sera (equivalente al suplemento Yo Dona del periódico El Mundo en España), mientras que el domingo está dedicado a las noticias de las páginas posteriores, es decir, a la sección cultural, teniendo cada periódico sus suplementos sobre el tema (La Lettura en el caso del Corriere della Sera, aunque sale los sábados, Robinson para La Repubblica e Il Domenicale para IlSole24Ore).
Después de haber ofrecido esta introducción de rigor a las peculiaridades del mercado de las publicaciones periódicas vinculadas a los grandes diarios, entraremos en detalle en uno en particular, reconocido desde hace al menos diez años como la mejor revista editada en Italia.
LA HISTORIA DE UN SEMANAL MASCULINO
En 2008, Il Sole 24Ore decide crear una nueva publicación dirigida a un público masculino, principal consumidor de las noticias del periódico. Se llamará IL, acrónimo de «Intelligence» y «Lifestyle»; estos son precisamente los ejes en torno a los cuales giran los contenidos de la revista, es decir, la inteligencia, entendida como cultura y tecnología, y los estilos de vida, en el sentido de tendencias, modas y formas de vida. Desde el punto de vista gráfico, IL se caracterizaba por un formato más grande de lo habitual y el uso de fotografías, de manera parecida a las revistas de moda con una parte de servicios preparados. Era una especie de versión masculina de las revistas femeninas dedicadas a la moda, con la diferencia de contenía artículos y entrevistas dedicados a viajes, eventos, libros y tecnología.
Puedes encontrarlo en el quiosco durante un mes entero, cuesta 50 céntimos y no necesitas comprar el periódico. Ya no es realmente un suplemento, sino una publicación independiente de este. Es una auténtica innovación en el mercado editorial de las publicaciones periódicas: supone ampliar el mercado también a aquellas personas que no compran el periódico.
Su primer director, Walter Mariotti, no tardó en crear una redacción ágil y joven, en la que ya no existen las jerarquías verticales y todos participan en el proceso de toma de decisiones del periódico. Como director artístico, se capta a Francesco Franchi, que aún no llega a los treinta años y ya tiene a sus espaldas experiencia con la innovadora agencia Leftloft y que, sobre todo, ha realizado un trabajo fin de carrera sobre el diseño de periódicos. Para él, el diseñador ya no tiene que actuar como «expresión de una voluntad superiore», sino que debe participar en la construcción de la revista desde el principio, creando posibilidades visuales para los contenidos escogidos.
En los primeros años, según afirma él mismo, Franchi recupera diseños gráficos y maquetaciones de las grandes revistas del pasado, dando a IL un aspecto elegantemente vintage.
Será en 2012, cuando Christian Rocca, periodista y escritor de mente abierta, asumirá la dirección de la publicación, que el talante creativo del director artístico elevará a auténtica revolución gráfica, haciéndola realmente única en el panorama mundial.
LA REVOLUCIÓN GRÁFICA DE IL
La estructura editorial es, como decíamos, horizontal y más participativa: redactores, directores artísticos, diseñadores gráficos, redactores de moda y todas las figuras necesarias para el periódico interactúan y participan en las decisiones. La plantilla está reducida a su mínima expresión, unas diez personas, pero se amplía con colaboradores a los que se llama cada cierto tiempo.
La dirección gráfica está clara y resulta muy evidente, y nunca llega a desdibujarse conforme van saliendo más números. Sin duda, este es uno de los puntos fuertes de la revista, porque a menudo los plazos justos del trabajo periodístico fuerzan, distorsionan y modifican progresivamente el proyecto gráfico inicial; por el contrario, en el caso de IL, se puede decir que los contenidos son indisociables de la forma y que todo ello se modela y construye semana a semana, con la contribución de toda la plantilla.
Las portadas son muy icónicas, capturan la atención del lector dado que en Italia no hay revistas de información con un enfoque visual muy marcado. El formato amplio de las páginas, casi cuadrado, deja margen a las fotografías e ilustraciones y les permite destacar. La cabecera es mínima, se usan fuentes en negrita y los delgados bordes comunican un enfoque inteligente de la información que se sirve de recursos estéticos muy refinados, sin ser superficial. Y, una vez abierta la revista, se obtiene la confirmación.
DE VINTAGE A MODERNO
Los primeros tres años de la revista se caracterizan por un estilo elegante y vintage: las páginas están coloreadas de tenues tonos beis y grises, y las fuentes son racionales, al igual que la cuadrícula, que recuerda al diseño gráfico tan apreciado por Franchi.
La maquetación de las fotos, la estructura de los títulos y la forma de la parrilla evocan las grandes revistas periodísticas de los años 60 y 70, sobre todo la experiencia única en Italia de L’Europeo, que justo en aquellos años llegó a su fin tras varios, e infructuosos, intentos.
Con la llegada del nuevo director, Christian Rocca, IL cambia su diseño gráfico, volviéndose más gélida y fría para destacar la información: IL es cada vez más Intelligence y menos Lifestyle, o más bien el estilo de vida del que habla es el de las personas capaces de leer los cambios en la sociedad, atentos observadores movidos por una viva curiosidad. Así, se opta por una parrilla gráfica sencilla y modular que permita múltiples combinaciones, para hacer las páginas dinámicas y, al mismo tiempo, «fáciles» de construir.
Una de las ideas fuertes de la revista es que cada historia, cada artículo, cada enfoque pueda tener su propio diseño gráfico particular, incluso contemplando paletas de colores que caractericen cada número, de acuerdo con el tema de la portada.
Uno de los objetivos de Rocca y de Franchi es «Combinar lenguajes para aumentar la comprensión», usando todos los medios entonces conocidos por el periodismo gráfico y permitiéndose experimentos atrevidos, pero nunca inútiles ni insensatos.
LA CLAVE INFOGRÁFICA
Para ser realmente innovadores, era necesario observar el contexto: las ventas de los periódicos estaban cayendo, los más jóvenes usaban Internet para informarse, la tendencia universal era hacer textos más breves y organizar la información de manera visual.
Como dirá el propio Francesco Franchi en una conferencia TedX de 2011, «ya no basta con escribir», hay que ir más allá de la escritura y ofrecer claves narrativas e informativas.
IL ya utilizaba las infografías de manera original, pero con el rediseño se convierten en el alma de la revista, utilizándolas de forma original y equilibrada, combinadas magistralmente con fotografías y, sobre todo, ilustraciones encargadas a multitud de fieles colaboradores.
Las infografías se usan para dar una interpretación crítica de los datos y crear una narración visual compleja que se relacione con los artículos de análisis en profundidad. Se crean grandes mapas sinópticos que ofrecen una visión de conjunto, mientras que los detalles de los distintos datos se incluyen en dibujos e ilustraciones (de estilo cada vez más geométrico), fotos y cuadros. En estas páginas trabajan equipos de tres personas: un diseñador de información, un ilustrador y un periodista, coordinados por el director creativo.
Quizás por primera vez en el periodismo gráfico, se crean infografías que hablan de literatura: diagramas de argumentos, relaciones entre personajes, cronologías y mapas visuales que hablan de obras de Jorge Luis Borges, de Stephen King, de James Joyce y de muchos otros escritores.
La sección Rane («Ranas») de la revista, en la que se habla de cultura de manera original, se convierte en el escenario en el que los creativos del equipo de redacción pueden arriesgar más desde el punto de vista gráfico, consiguiendo crear páginas visualmente llamativas sobre todo gracias al uso racionalmente despiadado de la tipografía.
RECONOCIMIENTOS Y FORTUNAS
Según Franchi, también las ilustraciones deben ofrecer información, sin tener por qué transmitir emociones o evocar, sino ser una alternativa a la escritura. De esta forma, destaca el aspecto estético de las dobles páginas, que a menudo se presentan como auténticos mapas, como si fueran pósteres, como proyectos independientes. Hasta el punto de que serán fotografiadas y compartidas en las redes sociales, así como compradas por otras publicaciones de todo el mundo, y harán de IL una revista realmente única.
Tan único y bien planificado que, durante nada menos que tres años, la prestigiosa Society of Publication Designers de Nueva York lo incluirá entre las mejores revistas de todo el mundo, incluso en 2012, cuando el jurado de los miembros le concede la Medalla de Oro al mejor diseño.
EL TRISTE FIN
Por desgracia IL, la mejor revista del mundo, acaba siendo víctima de la crisis del grupo Il Sole 24 Ore, Francesco Franchi pasa al grupo de La Repubblica y la revista es totalmente rediseñada. Vuelve a su antiguo formato, orientado a contenidos de moda y de estilo de vida, se invierte en un proyecto gráfico de nueva concepción, estiloso y contemporáneo, con bonitas fotos y colores fuertes, pero todo esto no será suficiente. La revista concluirá su aventura en 2020.
IL aportará la historia, además de la fantasmagoría y la belleza del diseño gráfico y de la infografía, la experiencia de una redacción que consiguió verdaderamente poner al mismo nivel a diseñadores y redactores, diseño gráfico y periodismo.
Durante unos años, la mejor revista del mundo nos convenció de que la actualidad era el nuevo estilo de vida, tal como querían sus creadores.