La Fundación Arrels está detrás de una iniciativa que convierte la letra manuscrita de personas que viven en las calles de Barcelona en cuidados abecedarios para utilizar en packaging, papelería y proyectos web.
Ocurrió en 2009, mientras estaba de vacaciones en Barcelona. Loraine Halgabary fue atacada a golpe de navaja por tres desconocidos, que le robaron sus pertenencias, incluido el pasaporte. Hoy nos enseña las enormes cicatrices que quedarán para siempre impresas en su brazo derecho en la sede de la Fundación Arrels, que le devolvió una vida.
Y es que, a raíz de este episodio, la londinense se vio inmersa en un auténtico periplo burocrático porque su pasaporte había sido utilizado con fines ilegales, y no le quedó más remedio que vivir en la calle durante años. Primero en un almacén, más tarde en un parque. Hasta que se decidió a acudir a la entidad, que lleva desde 1987 atendiendo a personas sin hogar, ofreciéndoles alojamiento, alimentación y atención social y sanitaria. Como Loraine, se calcula que solo en la ciudad de Barcelona hay 3.395 personas que no tienen un hogar, 1.026 de las cuales duermen en la calle, es decir, un 61,8% más que hace tan solo 10 años, según cifras de la Red de Atención a Personas Sin Hogar.
Para dignificar de un forma diferente la vida de estas personas, la Fundación Arrels, en colaboración con la agencia de publicidad The Cyranos MacCann, impulsa un original proyecto llamado Homelessfonts. Han creado tipografías a partir de la caligrafía de personas que viven en las calles de la capital catalana para que los usuarios, a título particular, o bien las empresas los utilicen en sus proyectos. Son las mismas letras con las que las personas sin hogar escriben los mensajes en los cartones con los que piden ayuda, ahora convertidas en una potente herramienta para transformar la visión que la sociedad tiene sobre esta problemática, en opinión de la entidad.
Ana Maria, Guillermo, Stere, José Luis, Gemma, Miquel y la propia Loraine son algunos de los 12 nombres protagonistas de esta bonita historia. Para crear las tipografías, estas personas sin hogar participaron en varios talleres con tipógrafos colaboradores. Ellos iban escribiendo las letras, los números y los signos sobre una plantilla y los tipógrafos se encargaban de escribir los abecedarios y pasarlos por un proceso de digitalización hasta convertirlos en tipografías, siempre manteniendo la personalidad de los autores.
El resultado es una preciosa colección tipográfica que se puede adquirir en la web del proyecto, a la vez que nos adentramos en la historia de las personas que hay detrás de cada abecedario a través de vídeos explicados en primera persona. Por 19€, se le puede dar un uso particular en la elaboración de documentos, informes, diseños y mercadeo con copias limitadas. En cambio, el coste de la licencia para los profesionales que necesiten un uso publicitario y empresarial, como anuncios, papelería, packaging, materiales corporativos y página web, por ejemplo, es de 290€. Todos los beneficios van destinados a ayudar a las 1.400 personas que atiende la Fundación Arrels.
Son muchas las marcas que han apostado por dar un valor social añadido a sus productos, desde la organización sin ánimo de lucro Espigoladors, que elabora mermeladas a partir de excedentes o fruta y verdura fea e imperfecta para luchar contra el despilfarro alimentario, hasta la tienda de ropa La Sostenible o la agencia australiana de estrategia de marca MamaTray.
Loraine todavía no se cree que su letra sea una de las más demandadas. No se dio cuenta de la trascendencia del proyecto hasta que la llevaron por sorpresa a una tienda en la que se vendían productos de Valonga, que ha utilizado su letra manuscrita en vinos, aceites, mermeladas, miel o incluso jabones. A Loraine no le salían las palabras. Pero ahora, pasado el tiempo, nos cuenta lo maravilloso que ha sido participar en Homelessfonts para poder devolver a la Fundación Arrels, para la que trabaja en la actualidad, todo lo que han hecho por ella.