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La historia del papel está intrínsecamente relacionada con la historia de la cultura y de la ciencia.
El desencadenante que dio pie a la historia del papel es sencillo y, al mismo tiempo, importantísimo.
El hombre tenía una necesidad urgente: comunicar a sus semejantes determinada información por escrito. La información debía quedar fijada en un material ligero y resistente, que fuese fácil de transportar. La invención del papel nos permitió sustituir el papiro y el pergamino por un material más sencillo de hacer y, gracias el perfeccionamiento de las técnicas de producción, más económico.
Puede que la llegada de los medios digitales haya eclipsado la labor fundamental del papel en la divulgación del saber, pero no debemos olvidar que, hasta hace algunas décadas, la transmisión de cualquier noción pasaba a través de una hoja de papel.
Resulta interesante, en este sentido, la primera definición de papel proporcionada por la «Enciclopedia dei ragazzi» (Enciclopedia de los jóvenes) de Treccani: «Un material indispensable para difundir ideas en la vida cotidiana. A lo largo de los siglos, el papel ha contribuido enormemente al progreso, a la participación de los ciudadanos en la vida democrática y al aumento del nivel medio de cultura y educación».
La historia del papel ha acompañado la evolución de la humanidad a lo largo de los siglos: desde la trasmisión de nuevos conocimientos científicos y filosóficos hasta la difusión de la educación y la conquista de una conciencia política e histórica que dio lugar al nacimiento de los Estados modernos.
Historia del papel: los orígenes en China
Las fuentes históricas atribuyen la invención del papel a Ts’ai Lun, un dignatario de la corte imperial china que en el año 105 d. C. empezó a producir hojas de papel utilizando retales de tela usada, corteza de árbol y redes de pesca. Los chinos custodiaron celosamente el secreto de su producción durante muchos siglos, hasta que, en el siglo VI d. C., su invención llegó a Japón gracias al monje budista Dam Jing. Los japoneses aprendieron enseguida las técnicas de fabricación del papel y empezaron a usar una pasta derivada de la corteza de morera para producir este valioso material.
Historia del papel: la introducción en el mundo árabe
El mundo árabe descubrió los secretos de la fabricación del papel en el año 751 d. C., cuando el gobernador general del califato de Bagdad capturó en Samarcanda a dos papeleros chinos y, con su ayuda, comenzó una fábrica papelera en la ciudad uzbeka. Desde ahí, gracias también a la alta disponibilidad de cáñamo y lino —dos materias primas de óptima calidad ideales para realizar este material—, la producción se difundió a otras ciudades de Asia, en particular a Bagdad y Damasco.
El proceso de elaboración del papel que seguían los artesanos árabes incluía el deshilachado y la maceración de las hilachas en agua hasta obtener una masa homogénea, en la que se sumergía después un tamiz que recogía las fibras maceradas, filtrando el agua. Las hojas obtenidas se prensaban y secaban y, por último, se cubrían con una película de almidón de arroz para hacerlas más reactivas a la tinta. En ese mismo período, también Egipto y África septentrional comenzaron a producir las primeras hojas de papel, utilizando las mismas técnicas de producción que el mundo árabe.
La llegada del papel a Europa
El papel llegó a Europa a partir del siglo XI, con las invasiones árabes en Sicilia y en España. Sin embargo, enseguida se consideró un material de peor calidad que el pergamino, hasta el punto de que, en un decreto de 1221, Federico II prohibió su uso para documentos públicos. En efecto, el uso del almidón de arroz atraía el apetito de los insectos y hacía que las hojas de papel durasen menos.
La historia del papel le debe muchísimo a los papeleros italianos de Fabriano, un pequeño pueblo de la región de Las Marcas, que en el siglo XII empezó a fabricar papel utilizando lino y cáñamo. A través del estudio de nuevos equipos y técnicas de producción, estos papeleros introdujeron importantes innovaciones:
- Mecanizaron la moledura de las hilachas mediante el uso de martillos hidráulicos, reduciendo así los tiempos de producción de la masa;
- Introdujeron el encolado de las hojas con gelatina animal, un aditivo desagradable para los insectos;
- Crearon varios tipos y formatos de papel;
- Inventaron el afiligranado de las hojas.
La introducción de la filigrana permitió marcar el papel con decoraciones hechas con hilos metálicos visibles como transparencias, útiles para introducir marcas de fábrica, firmas, escudos eclesiásticos y símbolos de distinto tipo y significado.
A partir del siglo XIV, la producción de papel empezó a difundirse también a otros países europeos y, a finales del siglo XV, con la invención de la impresión con tipos móviles, experimentó un crecimiento notable. El descubrimiento de América y la posterior colonización europea llevó la producción de papel también al Nuevo Mundo. Una anécdota histórica curiosa registrada en el libro de Mark Kurlansky «Paper: Paging Through History» habla de cuando las colonias norteamericanas boicotearon todos los productos ingleses, excepto el precioso material producido en las fábricas de papel londinenses.
El papel como medio de comunicación de masas
La producción industrial de papel comenzó en el siglo XIX con el desarrollo de periódicos de gran tirada y las primeras novelas superventas, que requerían grandes cantidades de celulosa a precios económicos. Ya en 1797, Louis Nicolas Robert creó la primera máquina continua, capaz de producir una hoja con una longitud de 60 cm. Cuando las hilachas usadas para elaborar papel comenzaron a escasear, se intentó sustituirlas por otros materiales, como la pasta obtenida de la madera. Con el desarrollo de nuevas técnicas para la elaboración de fibras vegetales obtenidas de los árboles, el precio del papel se redujo drásticamente y, en pocos años, este material se convirtió en un producto de gran consumo. Solo en Inglaterra, la producción de papel pasó de 96 000 toneladas en 1861 a 648 000 toneladas en 1900.
Una vez más, la historia del papel se entrelaza con la de la humanidad: con la difusión del papel económico, los libros y los periódicos se convierten en objetos al alcance de todos, favoreciendo la alfabetización de las clases medias. Habrá que esperar hasta finales del siglo para que el papel se destine también a otros usos, como la producción de papel higiénico, embalajes y, posteriormente, juguetes y elementos de decoración.
El impacto medioambiental del papel y las opciones ecológicas
La producción de papel requiere el uso de considerables recursos naturales: para realizar una tonelada de este material, hacen faltan de 2 a 2,5 toneladas de madera y 30-40 metros cúbicos de agua. Además, hay que usar energía eléctrica y gas metano para alimentar las máquinas industriales utilizadas en las distintas fases de producción y, según el tipo de papel, aditivos químicos contaminantes. Por esta razón, es importante elegir, cuando sea posible, un papel ecológico o reciclado que permita reducir el impacto ambiental derivado de la producción de este material.
El papel ecológico se produce con celulosa obtenida de madera proveniente de bosques con el certificado FSC (Forest Stewardship Council), en los que se respetan estrictas normas medioambientales, sociales y económicas. En cambio, el papel reciclado está hecho con materiales de papel recuperados. Sin embargo, el cloro utilizado para blanquearlo y otros aditivos químicos pueden hacerlo menos ecológico de lo que se suele pensar. Para tener la certeza de elegir un material realmente ecológico, es aconsejable optar por un papel con certificación Ecolabel, la marca de calidad ecológica europea que premia los mejores productos desde el punto de vista medioambiental.
Las alternativas al papel
Una excelente alternativa al papel tradicional es el papel Crush, propuesto por la histórica fábrica de papel italiana Favini y producido con descartes de frutas y verduras. Estas hojas permiten reducir un 20 % las emisiones de CO2 relacionadas con la producción industrial y ahorrar hasta un 15 % de celulosa. Y se prestan a muchísimos usos: desde pegatinas para el sector alimentario y de las bebidas hasta la impresión de invitaciones, catálogos y folletos de calidad.
La última invención de la fábrica de papel Favini es Remake, un papel compuesto en un 25 % de residuos de fabricación de cuero y peletería, en un 40 % de celulosa reciclada y en un 35 % de fibras de celulosa virgen con certificado FSC. Un material reciclable y compostable de alta calidad, perfecto para imprimir productos editoriales elegantes y embalajes de lujo.
Otro sustituto válido es el cáñamo, un material muy resistente ya utilizado por los pueblos de la Antigüedad, primero por los chinos y después por los árabes, para producir papel. El cultivo de esta planta no requiere pesticidas y proporciona una cantidad de fibras por hectárea que es de 3 a 4 veces superior a la producida por los bosques tradicionales. El límite principal está relacionado con los costes de elaboración de la pulpa de cáñamo, más altos que los de la extracción de la celulosa.
Nuestro artículo sobre la historia del papel termina aquí, ¡pero estamos seguros de que las innovaciones tecnológicas relacionadas con el uso de este material aún nos reservan muchas sorpresas! La historia del papel no ha terminado, y su encanto y utilidad todavía nos acompañarán en los tiempos venideros.
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