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Pocos colores consiguen insuflar tanta magia a nuestra vida diaria como la purpurina. Resplandeciente, glamurosa, inesperada: hoy en día, la purpurina es omnipresente, del mundo pop al arte, del diseño a la decoración.
Qué hay detrás de nuestra pasión por los materiales brillantes —que ya existía desde el Antiguo Egipto y ha llegado hasta nuestros días en los inimitables vestidos de Dua Lipa— sigue siendo un misterio. No obstante, en este artículo desvelamos muchas otras anécdotas y curiosidades.
¿Sabías, por ejemplo, que la purpurina moderna tiene su origen en una máquina ultrarrápida que se atascó? ¿Y que, detrás de la purpurina, hay una compleja ciencia de los materiales y de la física de la luz? Por otra parte, ¿cuál será el futuro de la purpurina ahora que ha sido prohibido por la Unión Europea?
¡Bienvenido al resplandeciente mundo de la purpurina!
¿Qué es la purpurina y por qué brilla?
Para empezar, vamos a aclarar una cosa: aunque en su aplicación digital la purpurina podría considerarse un color, en realidad se trata de un material. Para ser exactos, de un conjunto de materiales reflectantes.
Habitualmente, la purpurina está formada por materiales plásticos mezclados con aluminio de formas y colores diferentes. Su particularidad principal es que está constituida por fragmentos casi microscópicos: la purpurina más fina mide 0,05 milímetros.
Existen purpurinas de todo tipo: iridiscente, metálica, holográfica, ultravioleta… Estas superficies altamente tecnológicas tienen una función muy concreta: reflejar la luz de la manera más imprevisible posible, ¡para que se cree su proverbial efecto brillante!
La purpurina como color
Aunque la purpurina no sea un color en el sentido estricto del término, también podemos considerarla como tal. De hecho, las emociones que nos transmite son las mismas que las que nos transmiten los colores más icónicos y potentes.
Distintos acabados pueden dar el toque brillante propio de la purpurina a los colores más variados, y la propia Pantone ha acabado estandarizando tintas y colores metálicos, a pesar de no existir un código Pantone precisamente para la purpurina. Pero, en el mundo digital, utilizar la purpurina como color es mucho más sencillo. Por ejemplo, con los programas de diseño gráfico —profesionales y básicos, de pago y gratis— se pueden configurar texturas con purpurina para fondos y texto de manera perfectamente inmediata.
Historia de la purpurina: todo comienza desde una máquina (atascada) cortadora de fotografías
Aunque algunas noticias sobre la historia de la purpurina son contradictorias, lo cierto es que la purpurina moderna tiene a sus espaldas una increíble historia y un inventorcon nombre y apellidos: Henry Ruschmann, inmigrante alemán en Estados Unidos, tramoyista y agricultor, entre otras cosas.
Algunas fuentes cuentan que Ruschmann llegó al puerto de Nueva York en 1926 y que allí fue contratado de inmediato como tramoyista. Pero Ruschmann también era un atrecista e inventor formidable, de manera que en la década de 1930 patentó una máquina de alta velocidad para cortar los carretes de fotos y las fotografías reveladas sobre papel brillante.
Pero, de vez en cuando, la máquina se atascaba rociando el suelo del taller con pequeños fragmentos de papel brillante y de colores. Los operarios tuvieron una idea: se llevaron todos aquellos trocitos brillantes a casa y los usaron como nieve para sus adornos navideños. ¡Y así surgió la purpurina!
El primer nombre de la purpurina era «sliver»
Animado por el éxito de este simpático material, en la posguerra Henry Ruschmann funda la primera fábrica de purpurina de la historia. La instala en su fábrica de Nueva Jersey, donde una máquina especial producía unos cuarenta kilos de purpurina al día, ayudando a hacer frente a los gastos de la fábrica.
En este periodo, el inventor de la purpurina llamaba a su mágico material de otra forma: slivers, que en inglés significa algo así como «escamas».
Posteriormente, la primera fábrica de Ruschmann pasó a ser la Meadowbrook Inventions —adoptando el mismo nombre de la planta— y, en las décadas siguientes, aplicó mejoras y experimentó con materiales nuevos, dimensiones cada vez menores y aplicaciones cada cual más fantasiosa. Actualmente, ¡la Meadowbrook Inventions sigue siendo uno de los principales productores de purpurina del mundo!
En la Antigüedad también se usaba la purpurina
En realidad, el uso de materiales brillantes y reflectantes tiene un origen mucho más antiguo que la purpurina moderna: desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha sentido atraído por los materiales resplandecientes. Los pueblos prehistóricos usaban el polvo de micas —un conjunto de rocas de silicio particularmente resplandecientes— para adornar sus primeras pinturas en las cuevas. Según algunos investigadores, el mismo mineral era utilizado por los mayas.
Tampoco los antiguos egipcios podían resistir la atracción por los materiales brillantes. De hecho, solían machacar los coleópteros más brillantes para crear una sustancia parecida a nuestra purpurina. También algunos objetos funerarios de la tumba de Tutankamón estaban decorados con fragmentos brillantes para destacar la riqueza del difunto.
Brillo icónico: del glam rock a las protestas LGBT
En la cultura contemporánea hay pocos materiales tan icónicos como la purpurina. He aquí una imagen por encima de todas: el rayo de purpurina pintado en la cara del músico inglés David Bowie que observamos en la carátula del álbum Aladdin Sane.
En la moda y en la cultura pop, lo cierto es que la purpurina —que hoy parece haber vuelto para quedarse— ha vivido distintos momentos de gloria. En la década de 1920, los vestidos de las bailarinas de la época, las llamadas flappers, estaban cubiertos de lentejuelas brillantes, una especie de antepasado de la actual purpurina o glitter.
Por su parte, los años 70 fueron la década del glam rock, que debe su segundo nombre (glitter rock) a la pasión por el material que brilla. Todo comenzó en 1971, cuando el cantante del grupo británico T. Rex se presentó en el escenario de Top of The Pops llevando algo nunca visto para la época: un innovador maquillaje mezclado con purpurina.
Del maquillaje a la moda, pasando por la decoración y el arte, hoy la purpurina es más omnipresente que nunca. Sara Shakeel es una artista londinense de origen pakistaní famosa por su obsesión por la purpurina, que utiliza para crear collages tanto físicos como digitales. En sus obras, el material aparece esparcido sobre las imágenes de objetos más inesperados: desde un rollo de papel higiénico hasta la Catedral de Milán. Pero Sara Shakeel no es la única en el mundo del arte que ha experimentado con la purpurina. Otros artistas como los estadounidenses Chris Martin y Alisa Sikelianos-Carter usan frecuentemente insertos de purpurina en sus obras.
La purpurina es tan transversal que curiosamente también se convirtió en un acto de protesta. Aunque se tratara de una moda casi pasajera, en la década de 2010 existió el glitter bombing, una acción de acoso por la cual los activistas LGBT lanzaban purpurina a personas famosas a la vista en eventos públicos.
Si la purpurina también se está abriendo camino en el diseño de interiores, es en el mundo pop donde este mágico material ocupa un lugar de relieve. De entre las distintas estrellas apasionadas de la purpurina, destaca la cantante británica Dua Lipa, que suele lucir prendas y maquillaje que difícilmente pasarían desapercibidos.
¿Qué futuro le espera a la purpurina?
Está claro que el hecho de que la purpurina sea esencialmente un material plástico de pequeñísimas dimensiones no ayuda. De hecho, los microplásticos —según la normativa, fragmentos de plástico menores de 5 mm— son bastante perjudiciales para los ecosistemas de la Tierra, dado que se dispersan muy fácilmente en el ambiente, donde permanecen durante siglos. Por este motivo, en octubre de 2023 la Unión Europea emitió la denominada por muchos «glitter ban»: la prohibición de comercializar determinados tipos de purpurina, los más contaminantes.
No obstante, la industria del material brillante ya se ha puesto manos a la obra: ya existen distintos tipos de purpurinas biodegradables, ¡y algunos incluso comestibles! En fin, difícilmente se podrá acabar con la moda de lo resplandeciente, aunque esta se verá obligada a adaptarse a nuevos contextos.
¿Y tú cómo vas a usar la purpurina en tu próximo proyecto?