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Helvetica: historia de una de las fuentes más queridas por las marcas
Están los que la aman y los que la odian: Helvetica es una de las fuentes más utilizadas del mundo, tanto en el ámbito publicitario y editorial como en la señalización urbana. ¿Cuál es la razón de su éxito y su difusión tan generalizada, y cómo ha cambiado a lo largo de los años?
En este artículo empezaremos por su invención, allá por 1957, para recorrer las etapas que la llevaron, a través de los distintos rediseños, a convertirse en la tipografía favorita de muchas marcas internacionales.
Los orígenes de la fuente Helvetica
Como bien sugiere su propio nombre, Helvetica nació en Suiza, cuando Eduard Hoffmann, director de la fundición Haas de Münchenstein, decidió encargar la creación de una nueva fuente al diseñador autónomo Max Alfons Miedinger. La intención de Hoffmann era contrarrestar el éxito de Akzidenz Grotesk, la fuente lanzada por la competencia, la fundición H. Berthold AG.
Así fue como en 1957 Miedinger propuso un nuevo set de caracteres, bautizándolo con el nombre Neue Haas Grotesk. Se trataba de una fuente sans serif (sin gracias) de diseño lineal, esencial y elegante que, precisamente por la ausencia de adornos, resultaba muy legible.
Desde el punto de vista técnico, Neue Haas Grotesk presentaba algunas peculiaridades, como el equilibrio entre el espacio negativo (blanco) que rodea las letras y el de las líneas que las componen. Además, se desarrollaba siempre en dirección horizontal o vertical, nunca en diagonal, para un efecto visual «decidido» y, al mismo tiempo neutro.
Mike Parker, el hombre que cambió el destino de Helvetica
Fue en 1959 cuando Mike Parker se convirtió en director de Mergenthaler Linotype Company. La empresa estadounidense comercializó la máquina tipográfica Linotype, la primera en permitir la composición automática de líneas de caracteres. De 1959 a 1981, a cargo de ampliar la biblioteca de fuentes propiedad de la empresa, Parker añadió cerca de mil, en muchos casos adaptando las fuentes existentes a las necesidades técnicas de las máquinas Linotype.
En 1960, Parker decidió adoptar también Neue Haas Grotesk, encargando el rediseño y desarrollo de la familia de caracteres a Arthur Ritzel, diseñador de D. Stempel AG —empresa alemana socia de Lynotype Company—. La nueva fuente se rebautizó como Helvetica, del latín ‘Helvetia’, Suiza.
A partir de ese momento, se convertirá en un icono del diseño suizo, considerado en la época un modelo de sobria elegancia y funcionalidad, y aparecerá en muchos carteles publicitarios y señales viales europeas y estadounidenses de los años sesenta y setenta.
El mapa del metro de Nueva York
Hacia finales de los años sesenta, Helvetica fue elegida por los diseñadores Massimo Vignelli y Bob Noorda para crear la nueva señalización del metro de Nueva York y el Graphic Standards Manual, uno de los manuales de identidad visual más celebrados en la historia del diseño gráfico. El uso de esta fuente seguirá siendo una de las marcas de fábrica de Vignelli: una elección que contribuirá a aumentar enormemente la fama internacional de esta fuente.
El primer rediseño y su entrada en el mundo digital
En 1983 se lanzó Neue Helvetica, una versión actualizada de la fuente, obra del estudio gráfico Linotype. Se introdujo más espaciado entre los números y los signos de puntuación más prominentes para mejorar la legibilidad.
Al año siguiente, Steve Jobs decidió introducirla entre las fuentes presentes dentro del primer Macintosh, allanando el camino para la difusión de la versión digital del carácter tipográfico.
La fuente más amada (y odiada) por los diseñadores
¿Cuál fue la razón del éxito de esta fuente? Sin duda, su versatilidad, el aspecto moderno y la discreta elegancia, que la hacen adecuada tanto para un cartel publicitario como para un manual de instrucciones o un catálogo de arte.
Por otro lado, su omnipresencia en el mundo editorial y del diseño gráfico publicitario ha suscitado diversas críticas y se ha convertido en sinónimo de homologación. Uno de sus detractores es Bruno Maag, un diseñador tipográfico suizo propietario de Daalton Maag, la fundición londinense que ha creado fuentes para empresas como Lush, Nokia y HP.
En una entrevista publicada en el sitio web Eye on Design, Maag critica la omnipresencia de la fuente: «Los diseñadores usan Helvetica por pereza. Y también porque es una opción segura. El resultado es una homogeneidad presente en todos los proyectos gráficos de identidad de marca que se ven por ahí».
De hecho, esta fuente se sigue utilizando en las campañas de comunicación de muchas empresas, así como en sus logotipos. Algunos ejemplos: Lufthansa, Nestlé, Panasonic, Microsoft y famosos fabricantes de automóviles como BMW y Jeep. Además, su versión digital se utiliza en las interfaces de usuario de las plataformas sociales Facebook e Instagram.
En 2007, con motivo del 50 aniversario de su invención, la fuente se convirtió en protagonista de un documental titulado «Helvetica», dirigido por Gary Hustwit. Ese mismo año se le dedicó la exposición «50 años de Helvetica» en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
El futuro de Helvetica
En un artículo publicado en la revista Adweek en 2012, Steve Hicks, entonces director creativo de la agencia de publicidad estadounidense McGarryBowen, predijo un aumento adicional en el uso de Helvetica. Según Hicks, la presencia de la fuente en una de las redes sociales más populares del mundo, Facebook, habría allanado el camino para su uso cada vez más masivo en el sector publicitario, dando lugar al término inglés «Helveti-topia», una era en la que la fuente dominará indiscutiblemente en el sector publicitario.
Aunque, afortunadamente, la profecía de Hicks no se hizo realidad y los creativos de todo el mundo continúan utilizando diferentes fuentes para sus proyectos, parece que Helvetica está destinada a permanecer en escena durante algún tiempo. De hecho, en 2019, Monotype Studio encargó un rediseño de la fuente, poniendo en marcha la revisión más radical desde 1983.
Helvetica Now está disponible en tres versiones: Micro —para pantallas pequeñas—, Texto —para texto plano— y Display —para formatos más grandes—. Cada tamaño se ofrece en pesos que van desde la línea más sutil hasta el negro extra, sumando un total de 48 pesos. Las formas de los caracteres aparecen más espaciadas y legibles incluso en dispositivos electrónicos pequeños.
El lanzamiento de esta nueva versión nos hace pensar que el futuro de Helvetica aún es largo y está todo… ¡«por escribir»!