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Piensa en una joya de Tiffany. ¿Ya? Apostamos a que entre las imágenes que te vienen a la cabeza hay al menos dos: una refinada Audrey Hepburn saboreando su desayuno frente al escaparate Tiffany y una preciosa caja de color azul turquesa.
Ese es el poder de una marca que ya se ha convertido en leyenda. Al igual que, en la década de 1960, la película de culto Desayuno con diamantes estableció el vínculo entre la firma de joyería neoyorquina y el modelo del lujo, también hay un color —el azul Tiffany— que ha acompañado la imagen de la marca a lo largo de sus casi dos siglos de historia.
En nuestro viaje hacia el mundo de los colores icónicos no podíamos olvidarnos del color que más identifica el lujo y la elegancia. Entre anécdotas e inteligentes estrategias comerciales, hoy te contamos cómo Tiffany & Co. no solo sacó partido al carácter distinguible de su azul turquesa, sino que (y este ha sido un caso casi único) se convirtió de hecho en su propietaria.
¿Qué color es el azul Tiffany?
En inglés se llama Blue Tiffany o robin egg blue (pronto descubriremos por qué): es un azul ligeramente más oscuro que el turquesa.
El azul Tiffany es sofisticado, elegante e inolvidable, y tiene un código Pantone: 1837 Blue. En este caso, la cifra 1837 en el código Pantone no es en absoluto aleatoria. De hecho, es un homenaje a Tiffany & Co. e indica la fecha de fundación de la famosa casa de joyería neoyorquina.
El propio Pantone Color Institute, a través de la vicepresidenta Laurie Pressman, define el azul Tiffany como un «tono azul acuático fresco, un color que habla de vivacidad y evasión, que te transporta inmediatamente a un mundo lleno de lujo y delicias».
¿No te sientes así cuando miras una de las icónicas cajas de color azul turquesa de Tiffany?
Todo empezó con el huevo de un petirrojo
¿Sabías que en la naturaleza lo más parecido al azul Tiffany es el huevo de un determinado pájaro? Concretamente, hablamos del color del huevo del petirrojo americano.
El color del huevo del petirrojo fue utilizado por Tiffany por primera vez en 1845. Este fue el color elegido para la portada del Blue Book, el libro anual que recoge la presentación de las joyas de Tiffany. Posteriormente se utilizó el mismo azul para el packaging: fue en este momento cuando el color comenzó a volverse legendario.
En realidad, no está claro por qué Charles Lewis Tiffany eligió este color. No obstante, existen algunas suposiciones. Por ejemplo, el color azul turquesa ya era muy popular en la época victoriana para unas particulares joyas en forma de paloma turquesa que la novia solía regalar a sus invitados.
En cualquier caso, lo que hizo que el color fuera icónico no fue ciertamente el motivo por el que fue elegido, sino la forma en la que la marca lo utilizó, protegió y mimó inteligentemente, favoreciendo cada vez más su asociación con su propio nombre.
Transformar un color en un icono: ¡del packaging al arte pop!
Ya a principios del siglo XX, las icónicas cajas azul turquesa de Tiffany estaban protegidas por una regla estricta: ningún paquete podía salir de fábrica sin una joya de Tiffany en su interior. Esta estrategia (¡la regla sigue vigente hoy en día!) aumentó el valor de las cajas de color azul turquesa, que se convirtieron a su vez en un símbolo del lujo.
Así, a lo largo de las décadas, se consolidó el vínculo entre el azul Tiffany y la empresa estadounidense. Las campañas publicitarias utilizaron con audacia el particular azul turquesa (en 2018, por ejemplo, los taxis de la ciudad de Nueva York fueron coloreados de azul Tiffany). A su vez, las colaboraciones entre Tiffany y otras empresas podían basarse exclusivamente en el uso del color, como en el caso de las zapatillas de Nike.
Otra anécdota reveladora sobre el azul Tiffany hace referencia a un cuadro del pintor estadounidense Jean-Michel Basquiat, uno de los principales exponentes del grafiti y del arte pop de la década de 1980.
La obra, titulada Equals Pi, fue creada por el artista neoyorquino en 1982 y tiene un detalle: el fondo es azul Tiffany. En ese momento el color aún no había sido registrado por la empresa de joyería, pero los directivos de Tiffany no desaprovecharon la oportunidad. De hecho, no solo compraron el cuadro para decorar la oficina principal, sino que también lo utilizaron en una campaña de marketing de 2021. Los protagonistas: Beyoncé y Jay-Z. El objetivo: atraer nuevas generaciones de clientes.
Lo que siguió a eso fue una acalorada polémica: los representantes de comunicación de Tiffany sugirieron que el azul utilizado por Basquiat era un homenaje a la empresa, mientras que los colaboradores del artista, escandalizados, recalcaron que era un mensaje antisistema.
De color a marca de color y, mientras tanto, un intento de «robo»
Estas anécdotas solo confirman una cosa: el azul turquesa del huevo del petirrojo hoy está indisolublemente ligado a Tiffany & Co. y a su idea del lujo y del refinamiento.
En 1998 la empresa logró registrar el color, asegurando de alguna manera la propiedad. Unos años más tarde, Pantone estandarizó el color. Su fórmula, protegida también por el hecho de que el color en producción es particularmente difícil de obtener, permanece secreta y solo está disponible para el Departamento de Marketing de Tiffany & Co., que puede enviarla a sus socios de confianza.
En 2021, el artista londinense Stuart Semple —autoproclamado el Robin Hood de los colores— intentó liberar el azul turquesa de las «garras» de Tiffany: en protesta, creó y comercializó su Tiff Blue. ¿Tendrá realmente éxito en su misión? O, tal vez, no ha hecho más que subrayar el estado de las cosas: el azul turquesa ya ES Tiffany.