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Las bibliotecas públicas ya no son única y exclusivamente templos del saber. Además de fomentar hábitos de lectura, estimular la imaginación y la creatividad y facilitar el acceso a propuestas culturales, son lugares de encuentro e intercambio de experiencias. Es lo que se conoce bajo el término de “tercer lugar”, formulado por Ray Oldenburg en su obra “The Great Good Place” (1999). El sociólogo estadounidense hablaba de lugares en los que se produce un aprendizaje formal o informal. El hogar y el centro de trabajo serían el primero y el segundo, respectivamente. Y luego estarían aquellos espacios híbridos que percibimos como acogedores, como podrían ser bibliotecas, cafeterías, parques o gimnasios.
En esta clasificación se encuentra, sin lugar a duda, la Biblioteca Gabriel García Márquez, en el barrio de Sant Martí de Barcelona, la mejor biblioteca pública del mundo del 2023 según la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA por sus siglas en inglés).
Estructura en forma de libros abiertos
Inaugurada en mayo de 2022, la instalación cuenta con 4.294 m2 distribuidos en cinco plantas, con un patio central en forma de triángulo que conecta todas ellas a través de una escalera y aporta luz natural al corazón del edificio. La estructura es una combinación de maderas -procedentes de bosques certificados- y acero, que no solo permite reducir la huella de carbono y abaratar costes de producción, sino que tiene una función decorativa. Y es que el edificio se parece a una pila de libros abiertos con sus hojas blancas, orientados en diferentes direcciones.
Espacios que se adaptan al usuario
El Estudio Suma, autores del proyecto, no solo ha perseguido altos estándares arquitectónicos, sino que ha pensado al milímetro la utilidad de los espacios. En la Biblioteca Gabriel García Márquez, cada usuario puede encontrar su rincón especial.
Hay espacios abrazados por cortinas blancas transparentes que no tienen nada que envidiar a los coworking más modernos. Un patio exterior rodeado de árboles y plantas en el que se pueden escuchar los pajaritos mientras se trabaja con el portátil. Un espacio interior con hamacas para ponerse bien cómodo mientras se hojea un libro. Una cocina en la que se programan charlas con personal sanitario para fomentar hábitos de vida saludables. Sala de actos, aula multimedia, sala para clubes de lectura y un entorno especialmente diseñado para la estimulación sensorial.
La biblioteca barcelonesa es la única de toda España que cuenta con emisora de radio. En la programación de Ràdio Maconda hay espacio para las entidades y asociaciones vecinales y educativas que quieran mostrar su actividad con programas que quedan en la red en forma de podcast. ¡Y ya van casi 100!
Tributo al Premio Nobel y la literatura latinoamericana
La biblioteca rinde homenaje al periodista y escritor -cuya figura está representada en un busto en bronce- y, como no podía ser de otra manera, está especializada en literatura latinoamericana. A modo de curiosidad, se encuentra ubicada justo al lado de la plaza Carme Balcells, agente del Premio Nobel y autor de “Cien años de soledad” y “El coronel no tiene quien le escriba”, pero también de otras primeras espadas como Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Isabel Allende o Pablo Neruda.
El centro también alberga el fondo Francisco Ibáñez, uno de los humoristas gráficos españoles más prolíficos y reconocidos, artífice de personajes como Mortadelo y Filemón y las series Rue del Percebe o El botones Sacarino. Ibáñez era vecino del barrio, y de ahí el fondo y también el hecho de que el primer semáforo en Barcelona con las divertidas siluetas de Mortadelo y Filemón se instalara justo enfrente de la biblioteca.
La biblioteca, el alma de la comunidad
La Biblioteca Gabriel García Márquez, que da servicio a 55.000 personas y recibe la visita de usuarios de toda Barcelona y turistas extranjeros curiosos, era una reivindicación histórica del barrio. Por eso, según nos explican sus bibliotecarios, los vecinos, grandes y pequeños la han acogido con tanto entusiasmo. Los jóvenes se reúnen bajo el soportal de acceso, que forma una especie de plaza interna, a la hora del descanso matinal y también cuando salen por la tarde del instituto. Los mayores se reúnen en el espacio de diarios y revistas para ponerse al día. Los críos pueden tirarse en el suelo o sentarse en pufs en la zona infantil.V
Es tan solo una pequeña muestra de que las bibliotecas públicas pueden llegar a ser espacios vivos y el alma de toda una comunidad.