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Stanley Kubrick es uno de los directores más famosos de la historia, si no el más famoso. Hizo relativamente pocas películas, 13 en casi cincuenta años de carrera, pero en cada una de ellas exploró a fondo sentimientos, historias y escenarios siempre nuevos: desde el espacio profundo hasta la guerra de Vietnam, desde la antigua Roma hasta la psicología íntima de una pareja.
Las secuencias de sus películas parecen haberse quedado grabadas, más o menos inconscientemente, en nuestro imaginario: el monolito de «2001: Una odisea del espacio», el hacha de Jack Nicholson en «El resplandor», la pedicura de «Lolita» y el famoso paseo de «La naranja mecánica».
Pero ¿cuáles son los caracteres tipográficos que utilizó Kubrick para introducir escenas tan poderosas? ¿Y qué anécdotas se esconden detrás de las letras de sus carteles más famosos? Exacto: hoy te ofrecemos un resumen de las tipografías elegidas por Kubrick en algunos de sus largometrajes más famosos, junto con un curioso análisis de sus pasiones tipográficas.
¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú
En su filmografía, Stanley Kubrick logró abarcar desde el thriller hasta el cine bélico, desde el film histórico hasta el erótico. Con «Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb» (en España «¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú»), estrenada en 1964 y su séptima película, prueba suerte con la comedia.
En esta sátira negra, Stanley Kubrick pone a prueba a su público llevando una parodia de la Guerra Fría a los cines en los años de máxima tensión del conflicto entre Estados Unidos y Rusia. La película está llena de elementos disonantes —humor y temas dramáticos, impulsos eróticos y muerte— que, según muchos críticos, representan la dicotomía en la que se basa toda la película.
Incluso los créditos iniciales juegan con el contraste al acoplar unas letras casi infantiles en una escena que representa el reabastecimiento aéreo de un avión militar (según algunos una metáfora del acto sexual). La creación de los títulos está a cargo de Pablo Ferro, un diseñador cubano que hasta entonces se había dedicado principalmente a la publicidad. Más tarde colaborará con Kubrick también para el hipnótico tráiler de «La naranja mecánica», además de firmar los títulos de más de 100 películas, entre las que se incluyen «La Familia Addams», «Men in Black» y «Beetlejuice».
El «lettering» de Pablo Ferro se diferencia de los más utilizados hasta ese momento en el cine: es informal, extraordinariamente alargado y fino. Perfecto para lo que quería Kubrick: mostrar simultáneamente el texto y las imágenes importantes en el fondo. ¡Funcionó tan bien que el director llenó toda la pantalla con créditos!
2001: Una odisea del espacio
«2001: Una odisea del espacio», la película de ciencia ficción de Stanley Kubrick, también se estrenó en un momento particularmente significativo: en 1968, tan solo un año después de que el hombre pusiera un pie en la Luna por primera vez.
Los créditos iniciales son probablemente los más icónicos de toda la producción del director con las imágenes de un amanecer tomadas desde el espacio, acompañadas de las inolvidables notas de Richard Strauss. El título de la película aparece con los caracteres sumamente legibles y definidos de Gill Sans, puede que una de las tipografías sans serif más clásicas, tanto que la llamaron «la Helvetica británica».
Eric Gill diseñó la fuente en 1928, basándose en la tipografía utilizada en ese momento en el metro de Londres y con la intención de competir con una serie de fuentes sin gracias muy populares en ese momento, incluida Futura. La fuente fue efectivamente un éxito inmediato y hoy día se utiliza en muchos logotipos famosos, incluido el de la emisora británica BBC y la marca Tommy Hilfiger. Una curiosidad: en el título de la película de Kubrick, los ceros de «2001» son en realidad la letra O.
Para el póster de «2001: Una odisea del espacio», Kubrick eligió en su lugar la fuente Futura que, como veremos, es una de las fuentes favoritas del director. Para alimentar aún más la conexión entre el alunizaje y la película de Kubrick, podemos destacar el hecho de que la placa dejada en la Luna por la tripulación estadounidense para celebrar la «conquista» está grabada en Futura.
El resplandor
Es bien sabido que Stanley Kubrick era perfeccionista y extremadamente quisquilloso. Pero quizás pocos saben que sus estrictos requisitos también se referían al «lettering». Hay una anécdota en torno a una de sus obras maestras: la película de suspense psicológica «El resplandor», estrenada en 1980.
El «lettering» utilizado en el cartel fue creado por Saul Bass, el diseñador gráfico e ilustrador neoyorquino que revolucionó el mundo del cine con sus títulos y carteles cinematográficos, creando verdaderas obras maestras para Hitchcock («Vértigo» y «Con la muerte en los talones»), Ridley Scott («Alien») y el propio Stanley Kubrick («Espartaco»). Pero la fama de Saul Bass no lo salvó de la meticulosidad de Kubrick.
Saul Bass presentó cinco borradores para el cartel de «El resplandor», pero ninguno de ellos satisfizo al director: «demasiado difícil de leer» o «no lo suficientemente compacto», comentó el director (aquí puedes encontrar la historia completa). Se dice que Kubrick le pidió que hiciera más de 300 bocetos antes de quedar satisfecho.
Pensando en la escena inicial de «El resplandor», es difícil no dejarse atrapar por una angustia en particular: un plano panorámico general sigue al coche familiar mientras se adentra en un paisaje remoto y montañoso, la música subraya preocupación, pero el toque final es la fuente. Una Helvetica neutra, también una de las sans serif más famosas, contrasta con todo lo demás gracias a un elemento muy perturbador: el color.
Barry Lyndon
«Barry Lyndon» (1975) es la segunda película de Stanley Kubrick con una ambientación histórica que sigue las aventuras —y sobre todo las desventuras— de un caballero irlandés en la Europa del siglo XVIII. Es una película muy visual en la que la estética está meticulosamente cuidada, como se puede apreciar en el hecho de que todo está rodado con luz natural, velas y lámparas de aceite, gracias a una lente especial fabricada por Ópticas Zeiss para la NASA.
«Barry Lyndon» es también una obra que se diferencia del resto de la producción de Kubrick por dos razones: está particularmente alejada de los temas habituales del director y es uno de los raros casos en los que se utilizaron caracteres tipográficos con gracias (con florituras particularmente pronunciadas). Cómplice de ello fue Bill Gold, quien, tras semanas de intenso intercambio de ideas con el director, diseñó el cartel y todo el alfabeto de caracteres que utilizó Kubrick en la película también para los créditos de apertura y los capítulos individuales.
Bill Gold es un diseñador gráfico conocido por haber hecho cientos de carteles cinematográficos, incluidos los de «Casablanca», «El exorcista», «Un crimen perfecto» y por su larga colaboración con Clint Eastwood.
Eyes Wide Shut
«Eyes Wide Shut» es la película que cierra la producción de Stanley Kubrick —el director falleció el mismo año que se estrenó la película, en 1999— y es un drama con tintes eróticos. Los créditos iniciales se muestran a pantalla completa sobre fondo negro, son definidos y pesados, pero nos dejan ver por un momento, como desde una ranura, la secuencia en la que Nicole Kidman deja caer su vestido. La fuente utilizada para los títulos es Futura en la variante Extra Bold.
En una entrevista hace unos años, Tony Frewin —el asistente personal de Kubrick— cuenta cómo Futura era la fuente del director y cómo a menudo intentaba, en vano, convencerlo para utilizar fuentes con gracias. En realidad, Kubrick no usó Futura con tanta frecuencia: dentro de los créditos iniciales la vemos solo en su última película, aunque en realidad fue elegida en varios carteles y tráileres.
Por lo tanto, la riqueza visual de las películas de Stanley Kubrick suele ir acompañada de fuentes clásicas, legibles y sin gracias. Tipografías sencillas que, en manos de otros directores, podrían resultar casi triviales. Pero Kubrick, a través de su técnica cinematográfica, las hace poderosas y prácticamente imborrables de la memoria junto a las escenas iniciales más famosas de sus películas. Esta es una de las magias de Stanley Kubrick: poder transformar los elementos más simples y básicos en iconos, ya sean fuentes o sentimientos.