La corteza extraída de la higuera común
El arte de Andrea De Simeis, grabador y maestro papelero italiano, pertenece a un mundo antiguo: a un mundo de pacientes investigaciones, gestos meditados y atención a los detalles, capaces de expresar su sentimiento más íntimo.
En su taller de Sogliano Cavour, en la provincia de Lecce (Italia), Andrea crea un papel noble y valioso basándose en técnicas orientales muy antiguas del siglo VII y en la tradición de los batanes medievales italianos.
Andrea, elegiste un oficio realmente insólito: el de grabador y papelero. ¿Cómo lograste convertir una pasión en una auténtica profesión?
Cuando dejé de trabajar como diseñador gráfico publicitario, no tenía ni idea de que estas dos actividades pudiesen ser un oficio en sí… Decidí lanzarme a la piscina, pero no lo afronté desde el punto de vista de un aficionado. Me di cuenta de que la mayor parte de los papeles industriales no satisfacían mis necesidades expresivas, así que comencé a investigar para empezar a fabricar el papel yo mismo. El momento crucial llegó cuando descubrí que la fibra del Ficus Carica, una especie muy extendida en la región italiana del Salento y conocida como higuera común, tenía características similares a la morera coreana, una planta utilizada para fabricar el «washi», el papel japonés hecho a mano.
En este recorrido inicial, la comparación con varias empresas internacionales que se dedicaban a la producción de papel y a la calcografía me ayudó muchísimo. Empecé a obtener algunos reconocimientos importantes, como la reseña del Centro de Patología y Restauración del Libro de Florencia, que describió mis papeles como una auténtica traducción del «washi», pero en este caso hechos con fibras de celulosa de plantas del Mediterráneo.
¿Cómo es el proceso de producción del papel y cuánto tiempo empleas para producir una pila de papel?
Después de recoger y cocer al vapor la corteza, la pelo a mano y pongo a hervir en agua la fibra obtenida. A continuación, paso la fibra a un caldero grande que contiene cenizas y tomillo, para que absorba las sales alcalinas y el fenol, útiles para su desinfección. Luego golpeo la celulosa con un mazo, para que conserve toda su longitud y confiera solidez al papel.
La pulpa obtenida se diluye en agua dentro de una tina. En esta fase, a veces añado polvos colorantes naturales extraídos de especies botánicas como la Indigofera tinctoria, una planta que, en contacto con el agua, adquiere una tonalidad azul índigo. Las otras plantas de mi laboratorio sirven para añadir aromas y sabores a la celulosa, para crear un papel que es toda una experiencia sensorial. Después de este paso, saco del agua la fibra con el bastidor y, tras haber colocado varias hojas en una pila, las comprimo con la prensa para eliminar el agua antes de extenderlas para que se sequen.
De acuerdo con la tradición oriental, todo el proceso de producción debe realizarse sin procesos de maceración del papel, por lo que solo se trabaja con determinados plazos y temperaturas. Por esta razón, mondo el árbol según la cantidad que podré trabajar. De manera orientativa, en una temporada de trabajo correspondiente a unos 4 meses de invierno, consigo producir cien hojas.
¿Cómo realizas tus grabados?
La calcografía es herencia de los orfebres y armeros: antiguamente, las armas y las joyas se grababan con aqua fortis (ácido nítrico), un ácido que modelaba el metal hasta dar lugar a varios tipos de decoraciones. Maso Finiguerra, grabador y orfebre italiano del siglo XV, tuvo la idea de entintar este metal y de transferirlo al papel mediante la presión de una prensa. Así nació la reproducción en serie de imágenes. Yo he heredado esta antigua tradición y utilizo un tórculo (prensa) para realizar mis grabados.
Parece que en tu taller no hay espacio para las tecnologías modernas. ¿Es así?
Recientemente visité a unos artesanos y artistas japoneses para aprender sus técnicas de producción del «washi» y vi cómo su conocimiento tiene un precio real, un precio que se paga a base de compromiso. Estos artistas prefieren dejar morir determinados conocimientos antes que transferirlos a fuentes digitales. Nuestro trabajo no tiene por objeto exclusivamente el comercio y el sustento: hay cosas que valen más y cuestan el esfuerzo de quien se quiere embarcar en este viaje.
La tecnología no suple ese conocimiento manual, que debe experimentarse y transitarse solo a través de las manos. El medio digital es necesario, pero no tanto como la experiencia directa y el aprendizaje sensible de las cosas. La misma etimología de la palabra «estética» se refiere al conocimiento del mundo a través de los sentidos.
¿Están interesadas las empresas en el potencial expresivo de este material tan valioso?
En Italia contamos con excelentes productos de artesanía, pero a menudo falta una comunicación con las marcas internacionales, porque nosotros, los artesanos, tendemos a encerrarnos en nuestra torre de marfil. Ahora más que nunca, los productos de excelencia que hay en el mercado —como los objetos de colección— pueden promoverse a gracias a la singularidad del producto artesanal, incluso aunque se trate de productos en serie, y los pedidos llegan de todas partes del mundo.
Mis clientes son productores de vino, cerveza, bisutería de papel, empresas de packaging y editoriales: particularmente estas últimas, están interesadas en mis libros comestibles, para permitir al lector vivir experiencias sensoriales. ¡No es broma! Con los condimentos adecuados, ¡un libro de celulosa puede ser una buena comida!
¿Cómo expresas tu personalidad artística a través de la calcografía?
En la calcografía se trabaja a oscuras: no se tiene una correspondencia inmediata entre lo que se ha trazado y la calidad de la señal dado que, si se traza una señal en una matriz, se imprimirá en la prensa de manera especular, es decir, de manera reflejada, como en un espejo. El momento de la comprobación tiene lugar con la prensa. La disciplina de la calcografía pone a prueba al artista, requiere grandes conocimientos y no deja margen al cambio de opinión. Esto se traduce en una seguridad a la hora de grabar la matriz con un trazado razonado, es decir, tras haber realizado un viaje mental e interior hasta llegar al momento de la impresión.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Estoy decorando una serie de viejas tapas de cacerolas y calderos con motivos orientales inspirados en las cerámicas de Iznik. Por otro lado, en breve realizaré unas xilografías sobre el tema «Totentanz», la danza macabra, utilizando una técnica del siglo XIII que usa matrices de madera entintadas y transferidas al papel con la prensa.