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Al igual que los más prestigiosos chefs, que tienen en su haber secretos que solo ellos conocen para dar a sus platos un toque especial, los desarrolladores de apps deben contar con una serie de recursos que hagan que sus creaciones obtengan millones y millones de descargas y que, de todas ellas, buena parte acabe traducida en usuarios activos. Para ello, el diseño juega un papel fundamental: por muy útil que resulte una aplicación, si no resulta sencilla de utilizar, si los usuarios no logran entender bien su funcionamiento y navegar por ella de forma intuitiva, acabará desinstalada.
Los datos hablan por sí solos. Cada año se incrementa el porcentaje de usuarios que abandonan una aplicación tras un primer uso.
Si en 2016 era del 23 %, en 2017 ha aumentado hasta el 24 %. Una de las principales causas de este índice tan alto de fracaso es, precisamente, que los diseñadores no han sabido plasmar con claridad aquello para que lo que sirve su app.
No obstante, a diferencia de lo que sucede con los maestros de la cocina, que ocultan sus trucos a sus comensales, los desarrolladores de aplicaciones no pueden evitar que sus secretos queden a la vista de todos. Por eso no es de extrañar que haya tantas apps que apuestan por las mismas pautas que llevaron a aplicaciones como WhatsApp, Spotify o Instagram a alcanzar la cúspide de tops de descargas tanto en el universo Android como en los dispositivos de Apple.
La sencillez manda
Un ejemplo de app que está ganando cada vez más adeptos a nivel global es Uber. Lo que primero nos encontraremos será la barra para indicar la dirección a la que queremos viajar. La sencillez manda. Ni siquiera hace falta que aparezca un mensaje para indicarnos cómo proceder. El diseño es tan claro que nos guía la intuición.
Cuando hayamos indicado el destino y elegido el tipo de coche que vendrá a recogernos, la app de Uber nos permitirá precisar el punto exacto en que nos encontramos moviendo un intuitivo icono sobre el mapa. A continuación, veremos en tiempo real cómo el conductor avanza hacia nosotros, calle a calle, incluso si se equivoca de trayecto. Así es como los creadores de esta aplicación han optado por poner en práctica otra de las fórmulas infalibles para ganar usuarios: suministrarles mucha información con pocas palabras. Mientras otras apuestan por mensajes cargados de texto a modo de letreros o pop-ups, Uber ha optado por hacerlo de un modo visual y atractivo.
Un diseño tentador
Otra aplicación reciente que se está haciendo un hueco en distintos mercados es Glovo, una herramienta para pedir comida (o cualquier otra cosa) a domicilio. En este caso tampoco es necesario un tutorial que nos indique cómo proceder tras abrir la aplicación. Una rueda con vistosos y coloridos iconos y una tipografía de lo más llamativa se encargan de transmitir al usuario las distintas opciones de un rápido vistazo, incitando a saltar de una a otra opción para descubrir qué proponen los distintos restaurantes y establecimientos.
Diferenciarse entre la multitud
Competir con un gigante como WhatsApp, que cuenta a día de hoy con 1.200 millones de usuarios activos mensuales, no es sencillo. No obstante, hay aplicaciones que han hallado el modo de plantarle cara. Y su fórmula no ha sido otra que apostar por esos elementos que no incluye la app de mensajería instantánea por la que Facebook pagó 14.000 millones de euros.
Aplicaciones como Line, más enfocada a los mercados orientales, y Telegram, de éxito global, han tratado de ganar la batalla apostando por lo visual. En el caso de la firma japonesa, el objetivo es que prácticamente todo lo podamos expresar a través de stickers, con un amplio repertorio. Después llegó la app de origen ruso que, además de centrarse en la privacidad, pensó que la apuesta por unos emojis muchos más divertidos y variopintos podía ser la clave para ganar terreno frente a WhatsApp.
La diferenciación en el diseño surte efecto a la hora de atraer usuarios y lograr que se queden. Si no que se lo digan a Citymapper. Con tantas y tantas aplicaciones similares disponibles tanto en Google Play como en la App Store, resultaba difícil desmarcarse, pero ellos lo han conseguido con una potente imagen de marca, creando personajes característicos para todas y cada una de las ciudades en las que están presentes y con un diseño que todo aquel que ha utilizado la ‘app’ en alguna ocasión identifica a la primera.
Aunque la fórmula secreta de las aplicaciones más famosas del mundo esté ahí, a la vista de todos, hace falta algo más que replicar sus aciertos (y evitar sus fallos) para conseguir millones de descargas y usuarios activos. La diferenciación es clave. Es posible imitar sus virtudes en materia de diseño y aplicarlas a un servicio diferente (caso de Uber, por ejemplo) y también se puede competir por el mismo público cambiando la apuesta visual (como lo han hecho Line o Telegram). En cualquier caso, en un campo de batalla con una competencia tan feroz como las tiendas de apps, no queda más salida que arriesgar. Eso sí, todo en su justa medida.