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Mira esa sutil tonalidad poco definida de blanco. Qué consistencia del papel tan refinada. ¡Dios mío! Pero si tiene hasta una filigrana… [En inglés: Look at that subtle off-white coloring. The tasteful thickness of it. Oh my God, it even has a watermark…]
Con estas palabras, Patrick Bateman admira lleno de envidia la tarjeta de visita de su compañero, antes de dejar que caiga de sus manos, en la célebre escena de American Psycho. En la escena, el protagonista, personaje hipercompetitivo y materialista que trabaja en un banco de inversiones, muestra orgulloso su nueva tarjeta de visita recién impresa a sus compañeros, facilitándoles los detalles de la tipografía y el tipo de papel. Cuando los demás hacen lo mismo, Patrick Bateman constata con angustia cuánto más sofisticadas son las tarjetas de los demás que la suya.
Lo cierto es que las cuatro tarjetas de visita son muy parecidas, prácticamente imposibles de distinguir para un ojo poco experto; pero son justo ese tipo de detalles materiales superfluos en torno a los que gira la personalidad obsesiva del protagonista.
El debate gira en torno a las decisiones tipográficas y las técnicas de impresión empleadas y, por tanto, los objetos que aparecen en la escena (las tarjetas) fueron diseñados para responder a las necesidades del guion.
¿Diseño gráfico al servicio del cine? ¡Exacto!
En nuestra mente, no necesariamente tenemos asociada la figura del diseñador gráfico a una producción cinematográfica; sin embargo, muchos de los objetos de escena de las películas, como periódicos, rótulos de tiendas, logotipos y packaging, exigen las competencias de un diseñador para resultar creíbles y realistas. Este papel el particularmente importante cuando la película está ambientada en el pasado y hay que reproducir el estilo de esa época, o también cuando se trata de una película de ciencia ficción o ambientada en una realidad imaginaria y, por tanto, hay que imaginarse un mundo entero que sea coherente.
Una fuera de serie del diseño gráfico en acción para el cine: Annie Atkins
A la hora de hablar de diseño gráfico en el cine, no se puede dejar de mencionar a Annie Atkins, una diseñadora excepcional que lleva años trabajando junto a grandes directores de cine, entre ellos Steven Spielberg y Wes Anderson, para producir los objetos de escena de sus películas. Joker, El puente de los espías, El Gran Hotel Budapest e Isla de perros son algunas de las películas en las que ha trabajado.
Annie Atkins ha sido una pioniera que ha dado forma a esta profesión. Sus objetos de escena no son solo la respuesta a una necesidad, sino un auténtico arte.
En realidad, Atkins se formó como directora de cine, antes de descubrir que le interesaban más los detalles que la producción en su conjunto. Su trabajo prevé una gran cantidad de investigación en archivos y mercadillos, para encontrar elementos de inspiración que le ayuden a reproducir objetos gráficos que sean precisos desde el punto de vista histórico. Otro aspecto no menos fundamental de su trabajo es la capacidad de «ensuciarse las manos» y encontrar la manera más eficiente de producir los artefactos, como por ejemplo hacer varias pruebas con bolsitas de té o café soluble para dar al papel el color y consistencia exactos para parecer envejecido.
Con mucha frecuencia, los objetos de escena en los que trabaja dedicando una atención obsesiva se quedan en un segundo plano o en el fondo, pero eso no significa que su trabajo sea superfluo: nada más lejos de la realidad. La finalidad de los objetos de escena también es crear un mundo coherente en el que puedan sumergirse los actores y el director para meterse mejor en su papel.
Un caso aparte en este sentido fue El Gran Hotel Budapest, en el que se prestó una enorme atención a la imagen, y los trabajos de Atkins, que trabajó codo con codo con Wes Anderson y el diseñador de producción Adam Stockhausen, aparecen muy a menudo en primer plano. La película está ambientada en un hotel de fantasía en el imperio imaginario de Zubrowka y el director quiso recrear ese mundo con gran esmero en los detalles. Atkins estudió meticulosamente el diseño de principios del siglo XX y creó para esta película una infinidad de objetos de escena, como billetes de banco, periódicos, pasaportes, recibos, emblemas, rótulos, letras… Muchos se fijaron en el precioso paquetito de la pastelería Mendl’s que aparece en muchas tomas de la película. Por otra parte, existe una simpática anécdota en torno a ese paquete: una vez producidas 3 000 copias del paquete, Atkins se dio cuenta de un error grave de ortografia, una doble «t» en «patisserie». Sin mayores complicaciones, el error fue corregido más tarde en fase de postproducción y, cuando las cajas empezaron a agotarse en ebay, incluso las copias corregidas eran acaparadas enseguida por quienes conocían el secreto.
Diseños gráficos fantásticos… ¡y dónde encontrarlos! Miraphora Mina y Eduardo Lima
Atkins no es la única diseñadora gráfica en el set que produce objetos de escena que causan sensación entre los coleccionistas. Miraphora Mina y Eduardo Lima son los diseñadores que se esconden tras el universo gráfico de la saga de Harry Potter y Animales fantásticos y cómo encontrarlos, siendo también ellos pioneros de este nicho del diseño. Mina y Lima se conocieron precisamente en el set de Harry Potter y, desde entonces, siguen trabajando juntos, dando vida a un estudio, MinaLima, que crea diseños e ilustraciones para el mundo del espectáculo y editorial. Su implicación en el mundo de Harry Potter aún continúa.
Empezando con un contrato de pocos meses para la primera película, su trabajo para Harry Potter fue renovado para las ocho películas de la saga, acumulando una duración de más de diez años. También en su caso, sus diseños están respaldados por un amplio trabajo de investigación, tanto histórica como material. A pesar de que la historia estaba ambientada en nuestros días, el dúo optó por un enfoque histórico, que se ajustaba al ambiente fantástico, en lugar de inventar un nuevo estilo completamente de cero. El estilo definido, creíble pero al mismo tiempo único y soñador, contribuye perfectamente a traducir visualmente la atmósfera mágica de los libros.
A pesar de tratarse de un sector específico muy limitado, los diseñadores gráficos que trabajan en el mundo del cine y de la televisión están cada vez más solicitados. Para todos los diseñadores gráficos a los que les guste la investigación, el storytelling y la experimentación material, este podría ser el trabajo perfecto.