Todo el mundo necesita un descanso del trabajo, aunque sea breve. Trabajar más no significa trabajar mejor: quien no descansa, se arriesga a agotar su impulso creativo.
«¡Necesito unas vacaciones!» es una frase que todos, antes o después, hemos pronunciado. Sin embargo, el tiempo es muy corto, o eso es lo que nos parece. Hay poca diferencia entre ser un creativo autónomo o empleado en una empresa hiperconectada las 24 horas del día los 7 días de la semana, es decir, que nunca para. El autónomo debe organizar su trabajo, tratar de no perder clientes y seguir encontrando nuevos, además de estar al día con el tema de la burocracia. En cambio, el empleado está sujeto a horarios y plazos preestablecidos, que a menudo suponen jornadas de trabajo de mucho más que las 8 horas oficiales.
El resultado es que tendemos a no parar nunca y acabamos sintiéndonos agotados. Nos volvemos poco creativos, estamos poco atentos al trabajo e incluso recibimos pocos estímulos. La concentración y la motivación se pierden. Trabajamos en varios proyectos a la vez, sintiéndonos orgullosos de la cantidad de tareas que hacemos, para luego ver el resultado final: insatisfactorio. Si perteneces a esta categoría, el concepto de «Mindfulness» —atención plena— y recuperación activa puede ayudarte a mejorar la calidad de tu vida personal además de la profesional. Se trata de una actitud que se puede cultivar con prácticas de meditación.«Mindfulness» es la traducción al inglés de la palabra «sati», que significa «tener en cuenta» en pali, el idioma litúrgico del Budismo Theravada. Al margen del componente religioso, la conciencia plena permite desarrollar una comprensión intuitiva y profunda de lo que nos ocurre en el momento en el que pasa. En otras palabras, es un auténtico entrenamiento de la atención. Un protocolo elaborado por Jon Kabat-Zinn en la década de 1970, el MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction, Reducción del estrés basada en la atención plena), se es estudiado y comprobado en todo el mundo de la literatura científica y se ha usado en algunas disciplinas médicas y psicoterapéuticas también en Europa.
Gracias a las técnicas de meditación del Mindfulness, como la respiración consciente, que pueden aplicarse dentro y fuera del trabajo, se captan más rápidamente los pensamientos negativos en un mundo que siempre va con prisas, donde parece imposible pararse para darse cuenta de lo que nos hace felices en ese momento. A menudo no es posible concederse unas vacaciones, por lo que debemos aprender a cambiar la actitud hacia el mundo que nos rodea para mejorar nosotros mismos y nuestro trabajo. Practicar las técnicas de atención plena es una forma científicamente demostrada de alcanzar progresivamente una mejor concentración, más creatividad y más claridad mental durante las pequeñas pausas que debemos hacer cada día.Cómo evitar el agotamiento creativo
Trabajar con la creatividad también implica un aspecto económico fundamental. En algunos casos, el flujo de trabajo ininterrumpido también se da para suprimir algunos miedos: el miedo a perder el trabajo o el cliente, el miedo a perder dinero, el miedo a tener ese sentimiento de culpa por no entregar un trabajo… Mientras tanto, la vida es absorbida por un vórtice y todos los equilibrios, que ya eran escasos antes, se rompen. A esto se le llama agotamiento (o burnout) creativo, el estado en el que nos sentimos exhaustos y casi sin motivación, lo cual afecta a las emociones, psicológica y mentalmente. Sucede cuando se está estresado durante un período de tiempo demasiado largo. Da igual si se trabaja en casa o si se dirige una gran agencia: el agotamiento creativo hace que nos falte completamente el impulso adecuado para continuar.
Evitar ese agotamiento en algunos casos parece imposible, pero algunos pequeños cambios pueden marcar la diferencia. Llegados a este punto, para el propio bienestar físico y mental, se deben poner en marcha los mecanismos de defensa para evitar un agotamiento prolongado, gestionando los momentos de descanso de manera constructiva. ¿Cómo hacerlo?
– Decir NO de verdad: limitar las responsabilidades es una acción importante para evitar el agotamiento. No coger más de lo necesario; no hace falta forzarse hasta el límite.
– Tomarse un descanso (de verdad): después de haber trabajado tantas horas, una pausa no es opcional, es necesaria. Caminar treinta minutos al día también puede marcar la diferencia.
– No pedirse a uno mismo lo imposible: hacer todo lo que planificaste hacer a veces no es posible. Esto no significa que hayas fracasado, sino que no estás siendo realista al planificar las tareas diarias.Pocos días (o la meditación) pueden cambiarlo todo
Lo que hemos comentado sobre la conciencia plena no se basa en teorías extravagantes. Desconectar, aunque solo sea durante un breve período de tiempo, realmente puede regenerar la mente y el cuerpo; hay estudios científicos que destacan sus efectos positivos. Lo que permite es recargar las pilas, cosa que también confirma un reciente estudio de la Icahn School of Medicine, la Universidad de California y Harvard. El estudio se llevó a cabo en 94 mujeres de entre 30 y 60 años y la conclusión fue que incluso solo 6 días de vacaciones o de meditación pueden implicar cambios que reducen el estrés y mejoran el sistema inmunitario durante al menos los 30 días siguientes.
En el estudio mencionado, los investigadores hablan del efecto de las vacaciones y el efecto de la meditación: «sobre la base de nuestros resultados, hemos comprendido que las ventajas de la meditación no son solo estrictamente psicológicas, sino que también aportan un cambio significativo en el funcionamiento de nuestro cuerpo».
Todo ello es´ta relacionado con el concepto de Mindfulness o atención plena: ¿qué es realmente? Daniel Goleman, el padre de la inteligencia emocional, citando varios estudios, señala que las técnicas de meditación del Mindfluness son un «gimnasio para la mente». Significa que en esos momentos no hace falta detener los pensamientos, sino que durante la meditación deben vagar y crear nuevas conexiones en los circuitos del cerebro para aumentar la capacidad de concentración.
Esto, junto a la inteligencia emocional, que no se centra en el cálculo o la lógica, sino en las capacidades de comprender las propias emociones y las de los demás, permite modificar nuestro comportamiento cuando se deben afrontar períodos de intenso estrés. En primer lugar, hay que ser consciente de cuándo estás estresado al límite: muchos se deprimen, otros caen en la rabia. No obstante, existen varios ejercicios que se pueden practicar todos los días en pocos minutos, como los siguientes:
– «Grounding» (enraizamiento): para tener conciencia de nuestro cuerpo y nuestras sensaciones. Hay que pensar en cada parte de nuestro cuerpo, desde las piernas hasta los brazos y las manos, pasando también por la frente y el cuello: zonas en las que se concentra el estrés. Sirve para ser menos propenso a los pensamientos negativos, como cuando se presentan, por ejemplo, en el coche.
– Escuchar los sonidos: hay que escuchar lo que nos rodea en ese momento. El canto de un pájaro o el rumor de un teclado, da lo mismo, y hay que tratar de escuchar también los silencios entre uno y otro ruido.
– No reprocharse nada: mantener una actitud sin prejuicios. Durante la meditación, uno puede distraerse, pero no hace falta reprocharse nada, sino aceptar las debilidades propias para, lo primero, comprenderse mejor a uno mismo.
Otra opción, después de todas estas teorías científicas y de meditación, es hacer una reserva en un complejo de vacaciones para varios días y desconectar completamente. Eso también te puede sentar bien.