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Ayumi Shibata es una artista del papel japonesa que transforma el papel blanco en sugerentes esculturas y paisajes con una técnica que, a primera vista, parece sencilla.
Lo hace cortando el papel, superponiéndolo en diferentes capas y utilizando la luz como elemento para crear ambiente. Algunas de las obras de Shibata son paisajes en miniatura que puedes sostener en la mano, otras son enormes instalaciones inmersivas en las que la gente puede entrar.
La artista comenzó a pensar en estas «ciudades de papel» mientras vivía en Nueva York. En una ocasión en la que visitó una iglesia para meditar y escapar del ruido de la ciudad, observó las vidrieras de colores iluminadas por la luz natural.
Esta fue la chispa que le hizo pensar que un efecto así también se podía obtener con papel.
La delicada relación entre la humanidad y la naturaleza
Shibata era una niña muy curiosa y de pequeña jugaba con agujas y los retales que sobraban en la tienda de su madre. Con el tiempo, su interés por el corte del papel creció. Después de estudiar secundaria, se mudó a Nueva York y se matriculó en Printmaking and Sculpture Mixed Media en la National Academy School para aprender las técnicas más avanzadas. En 2015 decidió mudarse a París.
«Un día, abrí los ojos después de la meditación y vi una luz que inundaba el suelo a través de las vidrieras de colores. Era increíblemente bonito. Me trajo de vuelta a un recuerdo de la infancia en el que solía cortar papel negro y pegar celofán de colores detrás de él para hacer una vidriera de papel. Fui a por las herramientas de camino a casa y lo probé esa misma noche. Desde entonces, he seguido cortando papel», dijo Shibata en una entrevista.
La principal inspiración de la artista proviene de la naturaleza. De hecho, Shibata se refiere a su obra utilizando el término kami, una palabra japonesa que significa simultáneamente «Dios», «espíritu», «divinidad» y «papel».
Los kami residen precisamente en la naturaleza y en las creaciones del ser humano. Según la artista, también están presentes en el papel. De hecho, en la religión sintoísta el papel blanco es considerado un material sagrado. «Ya-o-yorozu no kami es el término que usamos en japonés para hablar de los dioses y los espíritus que conviven en todo el mundo y en el universo», dijo la artista.
Por tanto, la artista crea sus obras en un marco cultural bastante marcado y singular, utilizando la técnica tradicional japonesa de corte de papel, denominada kirigami, para representar la relación entre el ser humano y el entorno que nos rodea. El kirigami es una técnica que permite cortar y doblar papel en formas tridimensionales, generalmente sin el uso de pegamento. Sus obras también nos recuerdan el constante diálogo que existe entre el hombre y la naturaleza, así como la necesidad de cuidar del lugar en el que vivimos.
Estos paisajes creados con capas de papel blanco yuxtapuestas representan un mundo donde los seres humanos y la naturaleza conviven en paz. Tanto las sombras como las luces de sus obras hacen referencia a los conceptos del yin y el yang, es decir, del bien y el mal que coexisten.
El papel representa el yin, el material utilizado para las esculturas, mientras que las sombras que emite la misma obra son el yang, parte del mundo invisible: «La luz representa el espíritu y la vida, cómo sale el sol y da vida al mundo. Creo que mis obras son un lugar para observar el mundo material y el visible».
Un mundo de papel
A través del arte de Shibata se viaja a mundos fantásticos llenos de esculturas de papel con contornos fluctuantes y oníricos. La artista es reconocida en todo el mundo como una de las mejores en su sector, tanto que colabora con marcas de la talla de Christian Dior.
Los paisajes que crea son a menudo surrealistas, con una buena dosis de misterio y, en algunos casos, incluso fantasmales. De vez en cuando es posible ver figuras entre los paisajes de papel que, colocadas en densos bosques o entre vistas urbanas, pueden inspirar miedo. Los recortes, superpuestos y expuestos a luces estratégicamente ubicadas, interactúan entre sí, creando sugerentes efectos de sombra y luminiscencia.
El papel blanco que utiliza es satinado para reflejar mejor las luces que hábilmente incorpora en el interior de la obra. Incluso sus obras en miniatura son creadas a través de múltiples recortes de papel superpuestos, junto con cientos de horas dedicadas a seleccionar los trozos que dividirá y unirá. Hay obras que Shibata coloca dentro de copas o frascos, iluminados por una sola bombilla diminuta.
Shibata asombra y da lo mejor de sí cuando crea verdaderas experiencias interactivas dentro de galerías de arte o lugares de entretenimiento donde expone: «Corto el papel para expresar mi gratitud a los espíritus kami. Cada corte, cada página es una oración. Mi proceso me ayuda a despejar mi mente durante la meditación o la oración. Purifico mi alma a través del acto de cortar papel. Al interactuar con el material espiritual, puedo conectar el mundo espiritual con el nuestro», dijo Shibata.
La artista es la prueba viviente de que con el papel se puede crear prácticamente cualquier cosa gracias al talento, la inventiva y, sobre todo, a mucho ejercicio, trabajo y organización. El fuerte trasfondo cultural crea la base para una identidad bien definida de la artista. De hecho, las obras de Shibata no son simplemente trozos de papel superpuestos e iluminados. Pueden adoptar formas casi gigantescas que decoran teatros enteros.
Las obras de Ayumi Shibata pueden ser de gran inspiración para quienes quieran empezar a experimentar con el papel, aunque sea a pequeña escala.