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Una cosa que nos suele suceder a menudo a los seres humanos es que nos olvidamos por completo de ciertos objetos que han formado parte de nuestra vida (sobre todo de nuestra infancia), y que han sido nuestros compañeros durante horas y horas. Pero, a veces, algo nos hace recordarlos y nos lleva a revivir esos preciosos momentos de nuestra niñez.
Si fuiste un niño en los años 70 u 80, hoy queremos que hagas un viaje en el tiempo. ¿Listo? ¿Te acuerdas de las calcomanías en seco?
Las transferencias en seco eran una especie de pegatinas de colores que representaban a personajes ficticios, figuras históricas, piratas, monstruos, soldados romanos, plantas y animales, héroes de Disney, futbolistas, dinosaurios, automóviles, aviones… en fin, ¡fantasía a tutiplén!
Niños y niñas podían imprimir (o mejor dicho, «transferir» ) estas figuras sobre fondos preimpresos en una hoja de papel o en su propia piel pasando un lápiz o una regla sobre ellos. De esta manera, por primera vez de forma interactiva, los más pequeños pudieron utilizar un sistema similar al de la impresión para crear sus propias historias e imágenes, dándole rienda suelta a su imaginación.
¿Hemos logrado desbloquear ese recuerdo de tu infancia?
¿De donde provenían estas calcomanías?
Las transferencias en seco se hicieron famosas a partir de los años 70, convirtiéndose en un verdadero objeto de culto. En los años 80, probablemente no había un solo niño que no los hubiera visto o usado al menos una vez.
Este tipo de calcomanías surgió en los años 70 y utilizaba una tecnología de composición gráfica revolucionaria para la época: el instant lettering o transferencia en seco (ya hemos hablado en el blog de la historia de este invento[1] ).
Patentada por la empresa inglesa Letraset, esta sencilla solución de maquetación permitió por primera vez a casi cualquier persona crear carteles, pósteres o fanzines en su propia casa y a un precio reducidísimo. Esto fue una especie de revolución si se considera que, hasta ese momento, la impresión estaba principalmente en manos de imprentas y editores, que eran los únicos que podían permitirse las grandes inversiones necesarias para comprar los equipos de impresión.
Con la transferencia en seco, en cambio, crear productos gráficos estaba al alcance de cualquier persona (décadas antes de la llegada de los ordenadores y de los primeros programas de diseño gráfico).
Una tecnología con resultados inesperados: ¡deja volar tu imaginación!
El funcionamiento de la técnica de transferencia en seco era muy simple: se colocaban las hojas sobre cualquier superficie y frotando con cuidado la letra se imprimía, o más exactamente, se transfería. De hecho, las hojas de Letraset estaban hechas de un material sensible a la temperatura y las letras estaban impresas con tintas especiales. El frotamiento aumentaba el calor y permitía que el carácter tipográfico se transfiriera al medio deseado sin tener un grosor particular. El resultado se parecía a una impresión real.
Después de algunos años desde la primera patente, precisamente en 1964, Letraset tuvo la idea de crear transferencias en seco para niños. ¡Así nacieron los llamados Action Transfers, las primeras calcomanías en seco!
Los mundos e imágenes que se creaban con estas transferencias eran de lo más fantásticos. Y los fondos, en manos de los niños, se veían plagados de los personajes más dispares.
Estos iban desde asedios medievales o flotas de piratas, hasta fondos de vaqueros del oeste o de batallas antiguas. Las colecciones dedicadas a la historia permitían a los más pequeños aprender muchas cosas y sumergirse en mundos exóticos: había calcomanías del descubrimiento de América o del desembarco de Normandía. Pero no se quedaba ahí la cosa: había de animales prehistóricos, de la batalla de Lepanto, del mundo submarino, de la exploración lunar, de deportes como el motocross o la Copa del Mundo de fútbol, y hasta de cuentos como Caperucita Roja, el Zorro o Robin Hood.
¿Y hoy?
Entre finales de los 80 y principios de los 90, este tipo de calcomanías desaparecieron casi repentinamente.
Con el tiempo, otros pasatiempos como los primeros videojuegos empezaron a ser más populares y eso contribuyó a la desaparición de las transferencias en seco. Desde la perspectiva actual, la tecnología de las transferencias parece ser el punto de conexión entre la antigua impresión tipográfica y la llegada de los primeros ordenadores: las transferencias en seco fueron una de las primeras soluciones que permitieron a cualquier persona imprimir un producto gráfico en casa.
¿Y hoy en día? Actualmente, las transferencias en seco son objetos de colección. Pero también es el valor sentimental lo que hace que no abandonemos este objeto tan querido por toda una generación de niños. En Inglaterra, por ejemplo, se ha fundado SPLAT, una empresa y una página web que tiene como objetivo preservar la historia de los Action Transfers de Letraset. Quién sabe, quizá en el futuro esta tecnología «vintage» vuelva a estar de moda.
¿Has jugado alguna vez con estas calcomanías? ¿Te gustaría encontrarte un paquete?