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En Italia se publican cada año unos 80 000 libros, buena parte de los cuales van dirigidos a un público joven e infantil. De hecho, la edición juvenil e infantil está en constante crecimiento: desde hace años la facturación del sector específico ha tenido un gran crecimiento y en ocasiones bastante asombroso, tanto como para afirmar que los jóvenes leen más que los adultos.
En los últimos años, uno de cada cinco libros vendidos está dedicado a grupos de lectores más jóvenes (fuente: Il Libraio 2021).
Entre las muchas propuestas de este particular sector editorial, los libros ilustrados son sin duda una peculiaridad, aunque incluso en las publicaciones para adultos, este género de libros está ganando terreno, quizás porque los lectores adultos de hoy en día crecieron hojeando libros de gran calidad cuando eran pequeños.
Sin embargo, aparte de los grandes grupos editoriales, el espacio para publicar libros infantiles no es comparable al de la publicación para adultos. De hecho, un gran número de ventas son de libros dedicados a series y personajes muy conocidos, con los que los niños crean una relación afectiva. Por tanto, una oferta demasiado variada o de nicho no se ve recompensada con las ventas y las editoriales más pequeñas se ven obligadas a filtrar las publicaciones, haciendo un gran trabajo de selección de los manuscritos y las ilustraciones que reciben cada día.
El camino hacia la autopublicación
Son muchos los autores que el mercado editorial no tendrá en cuenta o los títulos que serán rechazados por no ajustarse a ciertos parámetros que puedan garantizar una venta segura.
Si no se quiere renunciar a publicar, la opción más lógica es la autopublicación y convertirse en un self-publisher a todos los efectos.
En el mundo esta posibilidad ya ha sido elegida, muchas veces con éxito, por muchas personas, especialmente angloparlantes. De hecho, desde hace al menos diez años, gracias al desarrollo tecnológico y a la impresión digital, la autopublicación se ha desarrollado y consolidado.
Uno de los primeros ejemplos de libros infantiles autoproducidos que tuvo un gran éxito es el de Dallas Clayton, An Awesome Book!, publicado en 2009. Tras recibir una montaña de rechazos por parte de las editoriales estadounidenses, dudosas ante la sencillez de los textos y las bizarras ilustraciones, Dallas decidió hacerlo él mismo. A través de la Web, con un poco de marketing casero y gracias al boca a boca, el libro vendió unas decenas de miles de ejemplares en Estados Unidos, antes de que el coloso Harper’s Collins comprara los derechos y firmara un contrato con Dallas para tres títulos.
El mercado estadounidense está repleto de historias de este tipo, de títulos de producción propia que se han convertido en superventas. Según una encuesta entre muchos autores de producción propia, realizada por la escritora Hanna Holt para su blog**, el 70 % de los autores que autopublican sus libros en EE.UU. recupera los costes de producción y promoción (¡establecidos en 10 000 dólares!) y algunos de ellos consiguen importantes beneficios, muchas veces también gracias a un extenso catálogo.
Por dónde empezar
Si tienes un libro en mente y te apetece darle una oportunidad, en este artículo te daré algunos consejos importantes para crear un producto de calidad (sí, porque esta es la condición sine qua non de cualquier publicación sobre la faz de la Tierra, aunque algunos pudieran objetar…).
Tanto si eres autor (responsable solo de los textos) o ilustrador (responsable de las imágenes), o ambos, debes saber que hoy en día, con un poco de organización e iniciativa, puedes autopublicar tus libros. Veamos qué se necesita para producir un buen libro.
1.Una buena historia
El ingrediente esencial de cualquier libro es que contenga una buena historia. Por lo tanto, es importante que un buen número de personas lea el texto: críticos puntillosos y compradores potenciales, no solo amigos y familiares. Recopila sus comentarios e intenta refinar el texto hasta que su calidad impresione positivamente a todo el grupo de lectores.
2.Imágenes bonitas
Todo libro para niños y adolescentes contiene imágenes: si es una novela, es importante una portada reconocible y dibujos en el interior (aunque solo sean en blanco y negro); si es un libro ilustrado, las imágenes deben ser su fuerte.
Si el libro está dirigido a niños, las imágenes prevalecerán sobre el texto, hasta la posibilidad de crear un libro mudo, es decir, un libro sin texto narrativo.
3.Edición
La revisión del texto no debe pasarse por alto: una buena edición puede marcar la diferencia. No se trata solo de hacer un trabajo de corrección ortográfica, sino de realizar un control analítico del texto y de cómo funciona: si las frases son correctas, si son coherentes con la narración, si tiene el ritmo adecuado, si hay continuidad entre las páginas y cosas del estilo.
El mejor trabajo de edición debe hacerlo un profesional; en cualquier caso, es recomendable que lo haga otra persona que no sea el autor.
4.Diseño
El diseño juega un papel fundamental para destacar un libro de producción propia: elegir la fuente equivocada para la portada puede ser perjudicial y hacerlo parecer de aficionado.
Como siempre, uno de los mejores consejos es mantenerlo simple: menos es más. Se recomienda usar un máximo de dos fuentes y sin florituras para que los contenidos destaquen sin perturbaciones visuales.
Para maquetar puedes usar varios programas, algunos de los cuales son gratuitos y de código abierto. El campeón en esta área es Adobe InDesign, pero también se pueden usar softwares gratuitos como Scribus.
(Aquí puedes encontrar información sobre softwares de maquetación
https://www.pixartprinting.es/blog/empaginar-es-facil/)
Todos estos consejos son válidos en general, pero quien se prepara para crear un libro ilustrado debe prestar atención a un par de consideraciones más.
Lo primero es decidir la extensión del libro, es decir, el número de páginas: ir a la librería o a la biblioteca es una buena forma de entender cuál es la extensión media del producto que estamos diseñando. No tiene sentido poner cientos de páginas en manos de niños de pocos años. Además puede ser muy costoso crear libros ilustrados con muchas páginas, pero tener muy pocas (por ejemplo, 24) podría convertirlo en un libro poco atractivo. Cada grupo de edad, cada tipo de libro, cada tipo de historia tiene una duración preferible: descubrirla puede marcar la diferencia.
La segunda consideración se refiere a las ilustraciones: no solo deben estar bien hechas, sino que es importante saber usarlas, es decir, maquetar el libro de la manera correcta. Hay reglas de ritmo y composición que deben respetarse para que la historia funcione, así como correspondencias de estilo y colores entre las distintas páginas. El estudio y la observación de los mejores libros ilustrados publicados puede ser un buen punto de partida para comprender sus secretos.
Impresión y distribución
Una vez que el libro está maquetado, toca imprimirlo.
En este punto, los detalles del libro ya se han definido, es decir, el formato y el número de páginas. Ahora hay que decidir si se quiere una tapa blanda (adecuada para libros de ficción y manuales) o una tapa dura (adecuada para libros ilustrados y para dar consistencia a libros de pocas páginas). De los dos, el de tapa dura es más caro.
Luego se tiene que elegir el papel: para los libros de ficción, el papel no estucado puede estar bien, mientras que para un libro ilustrado es necesario elegir papel estucado o papel con características que puedan destacar las ilustraciones. En este caso, es bueno tener en cuenta que algunos papeles absorben más color que otros y, por lo tanto, la reproducción de las imágenes será diferente dependiendo de la elección.
Para terminar, se tendrá que decidir el número de copias que imprimir. Aquí depende del presupuesto y del almacén disponible: no debemos olvidar que una caja con 50 libros ocupa espacio y puede resultar pesada, por lo que para almacenar, por ejemplo, 500 libros se necesita espacio. En promedio, las editoriales italianas imprimen alrededor de 2000 copias de la primera edición, pero quien va a publicar por su cuenta puede darse el lujo de imprimir ediciones mucho más pequeñas, para que no le sobre inventario.
Una vez recibidos los libros, ¡hay que venderlos!
Si ya tienes una comunidad que te sigue, se los ofrecerás a esas personas, contando luego con el boca a boca y las redes sociales para ampliar tu público. En cualquier caso, es buena idea intentar vender ejemplares en librerías, quizás recurriendo a las independientes o a las que ponen especial atención a los libros de producción propia.
Para promocionar tu libro, puede ser útil crear un sitio web ad hoc, incluso de pocas páginas, y proponerlo a grupos de lectura específicos; puedes encontrar muchos y todo tipo de ellos en Facebook.
Finalmente, puedes considerar colocar el libro en algún mercado digital: deberás comprar un código de barras y seguir las instrucciones de cada mercado para poder registrarte. De esta manera, ¡tu libro tendrá una visibilidad potencialmente mundial!
Conclusiones
La producción propia de un libro es una elección valiente pero que puede dar una gran satisfacción, no solo personal. Desde un punto de vista económico, no es difícil llegar al punto de balance (depende de cuántos ejemplares imprimas), pero sobre todo de beneficio por el mismo número de ejemplares vendidos, que es mucho mayor que lo que se puede hacer como autor para una editorial (los derechos de autor se pagan del 7 % al 10 % del precio de venta al público).
El mercado de la autopublicación está en constante expansión y es una excelente opción para aquellos títulos experimentales, de nicho e inusuales que el mercado editorial tiende a rechazar.
¡A por ello y buena suerte!
** Fuente: https://hannahholt.com/blog/2018/5/17/self-publishing-childrens-books-a-look-at-the-numbers