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Los periódicos y revistas gratuitos son un fenómeno bastante reciente en la historia del mundo editorial, que ha crecido sobre todo en las grandes ciudades y que ha vivido una época dorada que ahora parece haber concluido.
La prensa de distribución gratuita se sostiene gracias a la publicidad: cuantos más anunciantes tenga, más páginas y copias se podrán imprimir. La mayoría conocemos los periódicos informativos gratuitos, generalistas, locales y, en ocasiones, con tendencia a noticias curiosas; menos conocidas para la mayoría son aquellas revistas de nicho, inicialmente distribuidas en lugares específicos frecuentados por el público objetivo.
En particular, se han desarrollado revistas innovadoras y creativas en estos campos altamente especializados, que a menudo duran algunos años. Sin embargo, hay casos raros de revistas gratuitas que han superado brillantemente la década, hablando de temas que no son precisamente de masas. Y en este artículo vamos a examinar uno de los más longevos e importantes de estos casos: Artribune.
Una revista con cuerpo de periódico
En Italia siempre ha habido varias revistas de arte, algunas de las cuales no han sobrevivido a la era digital, mientras que otras, como Artribune, han nacido en la era digital, pensando desde el primer momento en una doble modalidad: papel y web, analógico y digital.
Artribune se define como una plataforma de noticias y comentarios sobre el mundo del arte, orgullosa de su formato impreso bimensual. A diferencia del clásico periódico gratuito, se distribuye en lugares acordes con su naturaleza: museos, concept stores, librerías y espacios culturales y de encuentro.
Un aspecto interesante es el formato de la revista, es decir, un 245×320 mm que, también gracias al uso de papel no estucado y a la maquetación, le da un aspecto parecido a un tabloide.
La sensación de tener entre las manos un periódico de estilo americano se ve reforzada por el título de la publicación, que recuerda a la famosa revista internacional Herald Tribune, cuya tipografía gótica reproduce en la cabecera.
Contenidos y anuncios de calidad
La doble naturaleza física y digital de Artribune obliga a la redacción a diferenciar bien los contenidos: artículos detallados, especializados sobre artistas concretos, descripción de la preparación o reportaje a posteriori sobre exposiciones importantes en la revista en formato impreso, opiniones, noticias breves, otras exposiciones y otros artistas en la web.
Además, al igual que toda revista que se precie, debe ofrecer imágenes atractivas, especialmente considerando que es una revista de arte contemporáneo.
En Artribune, este servicio lo realizan en parte los anuncios, que son el alimento de toda publicación gratuita. En general, quienes se dedican al diseño gráfico para publicaciones periódicas saben que los anuncios pueden ser de auténtico mal gusto, estar mal hechos o simplemente no encajar con el estilo de la revista: ¡lo importante es que paguen! Sin embargo, en este caso, los anunciantes son museos, galerías de arte, exposiciones, ferias que garantizan un alto nivel gráfico-visual. Los anuncios de página completa de las exposiciones o los artistas tienen el impacto de pequeños carteles.
Siguiendo con los contenidos visuales, Artribune también trata temas como la ilustración y el diseño gráfico; por ello, en su interior solemos encontrar un caleidoscopio de imágenes de alta calidad artística que hace que la revista resulte visualmente agradable.
Portadas atractivas y nunca aburridas
Otro punto fuerte de Artribune son las portadas. Su gran formato permite que las imágenes, ya sean fotográficas, pictóricas o gráficas, destaquen en toda su importancia. Teniendo en cuenta que la revista se distribuye gratuitamente (con una tirada de más de 50.000 ejemplares), en lugares frecuentados por un público ya interesado en el arte, o como mínimo curioso, la portada es fundamental para que los lectores se decidan a coger una copia. El otro motivo es que el usuario distinga rápidamente el nuevo número del anterior.
En efecto, el uso de portadas icónicas es una de las características de las revistas contemporáneas; Artribune también destaca en este caso porque casi nunca utiliza el rostro humano, un recurso sencillo y popular para llamar la atención.
La mayoría de sus portadas son abstractas o conceptuales, manteniendo la coherencia con el contenido y el estilo de la revista.
Un diseño gráfico sencillo, pero riguroso y funcional
Por último, echemos un vistazo al interior para ver los gráficos y la maquetación de las páginas.
A lo largo de los años, el diseño interno ha pasado de un simple pero eficaz 3 columnas, utilizado de manera modular, a un esquema más elaborado con columnas alternas que va desde el texto de página completa hasta las tres o cuatro columnas, logrando que cada página sea diferente de la siguiente. Este tipo de maquetación, compleja de gestionar para el maquetador y que en ocasiones puede hacer menos inmediata la lectura, permite una fragmentación de los espacios, necesaria para una revista que trata muchos eventos, además de hacer posible al mismo tiempo su reagrupación de manera equilibrada cuando se insertan imágenes de gran formato.
Los bordes que separan las columnas aportan orden y elegancia, sin dejar de recordar a la idea del tabloide estadounidense.
Tras la renovación de estilo de 2018, se ha incrementado el uso de fondos de color, como por ejemplo en los artículos detallados, llamados Stories, especialmente en sus páginas iniciales, o para identificar algunas secciones, especialmente las de Objetos. Otra peculiaridad: el color se utiliza para encabezados en los márgenes de la página, útil para orientarse en un mar de contenidos.
Larga vida al periódico gratuito de calidad
El ejemplo de Artribune confirma que las revistas gratuitas, cuando están bien hechas, con contenidos capaces no sólo de despertar interés, sino también de crear debate, sumados a un gran cuidado por el diseño gráfico y la producción, siguen teniendo éxito y siendo capaces de sobrevivir a la era digital.
La posibilidad de ser cogida «al vuelo» por curiosos y apasionados, la sensación retro que transmite al hojearlo como si tocáramos un objeto de otras épocas (ahora sólo leen periódicos las generaciones mayores), el dinamismo de los contenidos, el acertado y provechoso uso de las imágenes, tanto por encargo como institucionales y publicitarias, hacen de Artribune un proyecto que resiste y quizás marque un camino a seguir para todo aquel que quiera crear nuevos modelos de distribución y uso de una revista.
La diferencia sustancial entre la versión en papel —más lenta, profunda y visualmente atractiva— y el portal online es otro de sus puntos fuertes: los lectores de Artribune se mueven dentro de un ecosistema informativo.
En conclusión, ¡larga vida a la revista gratuita cuando es de calidad!
Todas las imágenes se han extraído del sitio web www.artribune.it