Table of Contents
El término «almohadilla» suena tan anticuado y tan lejos del lenguaje de las redes sociales, donde ahora hashtag se usa a menudo para indicar el omnipresente #. Pero el «hashtag», la almohadilla, o «hash symbol/key» en inglés, es en realidad solo una parte.
Si en español el símbolo # tiene un solo nombre, aunque un poco obsoleto, en inglés la lista de nombres con los que se llama a este símbolo en forma de cuadrícula es muy larga. Igualmente, muchas son las funciones que ha asumido a lo largo de los siglos en el mundo anglosajón y, más tarde, también en el resto del mundo. Los británicos lo llaman «hash symbol» (de crosshatch, el sombreado con segmentos cruzados), los estadounidenses lo llaman «number sign» o «pound sign», pero el término técnico sería «octothorpe», al que luego se añade toda una serie de nombres no oficiales que hacen referencia a su forma, como «square», «grid», «fence», «crunch»…
La historia de los nombres con los que se ha definido a la almohadilla es también la historia de los significados que ha ido asumiendo. El primero de ellos es definitivamente «pound sign».
Una unidad de medida
La almohadilla no nació con las redes sociales y tampoco con el teléfono. Una vez más, el origen se encuentra en el latín.
Es imposible determinar cuál fue la primera vez que apareció el símbolo como lo conocemos hoy día, pero sí se sabe que deriva del término latino libra pondo, es decir, «peso en libras» (en inglés, la libra se llama pound, que deriva precisamente de pondo, peso), abreviado como «lb» desde 1300. Al transcribir la abreviatura, los británicos añadían un guion para simbolizar una contracción. En el siglo XVII, los impresores ya habían comenzado a producir caracteres específicos para este símbolo.
Probablemente la evolución del símbolo lb como la almohadilla que hoy conocemos se encuentre en la escritura a mano. Aunque no está claro cuándo se estableció como oficial la configuración actual, parece ser que, esbozado cada vez más rápido, lb se convirtió en #.
De aquí deriva el nombre, además del uso como unidad de medida, del «pound sign». Esta función también da lugar a otra costumbre estadounidense: la de utilizar el símbolo # como equivalente de «número», «number sign», todavía común hoy en día como equivalente de la abreviatura No. o Nº.
Una tecla y un nombre misteriosos
Aunque desconocido para la mayoría de la población, y en cualquier caso poco utilizado, el término técnico para indicar # en inglés es «octothorpe». ¿De dónde sale una palabra tan absurda y difícil de pronunciar?
Nos trasladamos a la década de 1960, en las oficinas de Bell Laboratories, la todavía famosa empresa de telecomunicaciones que produjo los primeros teléfonos. Los investigadores están modificando el teclado del teléfono para añadir más funciones. A los lados del cero se añaden dos nuevas teclas a las que se deben asignar símbolos. Después de algunas investigaciones e intentos, la elección recae en el asterisco y la almohadilla, que pertenecen a la convención ASCII y ya son familiares para muchos usuarios. Lo siguiente es dar un nombre a los símbolos, en particular a #, que, llamado en Estados Unidos «pound sign», podría confundirse con el símbolo de la moneda inglesa, también llamado «pound» (libra). Es así como surge la palabra «octothorpe», formada por el prefijo octo-, para indicar los ocho puntos del símbolo, y un segundo término cuyo origen es menos claro y que ha dado lugar a una serie de anécdotas. La teoría más aceptada es que deriva del atleta olímpico Jim Thorpe, a quien se le retiraron las medallas asignadas por haber jugado como jugador de baloncesto a nivel profesional. De hecho, parece como si el empleado que eligió el nombre fuera fan suyo.
La almohadilla en el teclado del teléfono estaba destinada a proporcionar algunas funciones específicas, pero, un poco como el nombre «octothorpe», el usuario promedio no la solía usar. Aunque carecía de un significado propio, la almohadilla se volvió familiar para el público en general.
La fama
Quien asignó toda una función al símbolo # fue Chris Messina, reconocido como el inventor del «hashtag»
Chris Messina, experto en redes sociales y formas de interacción digital, sugirió a Twitter adoptar almohadillas para agrupar, clasificar e indexar las discusiones, utilizando una palabra precedida por el símbolo #. En realidad, los «hashtags» ya existían entonces, aparecieron por primera vez en Internet en el Internet Relay Chat (IRC), una red donde los usuarios podían comunicarse dentro de canales, identificados por un «hashtag» que determinaba el tema. Es dentro de esta comunidad donde se acuñó el nombre «hashtag» (que en español también llamamos «etiqueta»).
La propuesta de Messina no fue recibida inicialmente con entusiasmo por los fundadores de Twitter, quienes la consideraron una interacción demasiado «nerd». Sin embargo, los «hashtags» comenzaron a circular dentro de Twitter y a ganar popularidad. En 2008, durante su campaña electoral, Obama lanzó un «hashtag»: #askobama. Al año siguiente, Twitter respondió e implementó la función de hipervínculo en los «hashtags» para poder buscar tuits que usen un «hashtag» específico. A partir de ese momento, el uso de «hashtags» por parte de los usuarios explotó en los próximos tres años y aterrizó también en Youtube, Tumblr, Linkedin, Instagram y Facebook.
No hace falta decir que los «hashtags» crean una forma de comunicación completamente nueva, especialmente en el ámbito del marketing.
De manera similar a lo que sucedió con otros símbolos [enlace al artículo sobre la @], con el nacimiento de los «hashtags», el símbolo # resurgió y se convirtió en un signo ultrarreconocible y lleno de significativo para el público en general. Como ocurrió con la @, Messina eligió el símbolo # porque quería utilizar un símbolo que ya estuviera en circulación, en lugar de inventar algo nuevo que hubiera puesto en peligro la comprensibilidad y la posibilidad de ser adoptado.
Rodeados de una tecnología que se desarrolla cada vez más rápido y que cambia constantemente nuestras formas de interactuar y nuestros comportamientos, quién sabe qué otro símbolo queda por desempolvar en nuestros teclados, a saber cuál volverá a la vida y se convertirá en parte de nuestra vida diaria.
Fuentes: Keith Houston. «Shady Characters: The Secret Life of Punctuation, Symbols, and Other Typographical Marks» (2013).