Desde el 27 de mayo hasta el 25 de junio se celebró en Vicenza la tercera edición de Illustri, el festival de la ilustración italiana (aunque no exclusivamente), que este año ha reunido a más de 90 ilustradores —entre los que se incluyen Noma Bar, Robert Newman, Ray Oranges y Davide Toffolo— con 8 exhibiciones diferentes y más de 500 obras expuestas. Quedamos con el organizador del festival, Ale Giorgini, ilustrador y dibujante de cómics, y le preguntamos sobre Illustri y el panorama actual de la ilustración italiana.
Ale Giorgini ha trabajado para clientes de la talla de Puma, Emirates, Warner Bros., Sony, Il Corriere della Sera e Il Sole 24 Ore, por lo que nos pareció la persona indicada a la que pedir algunos consejos para aquellos que se quieren adentrar, hoy día, en el mundo de la ilustración y para describir una palabra importante: creatividad.
Ale, ¿cómo surgió la idea de Illustri?
No te voy a mentir: Illustri nació casi por casualidad. Cogió forma en 2013 cuando me dieron la oportunidad de usar un lugar especial en Vicenza: la Basílica Palladiana. En aquel momento decidí «reunir» una especie de equipo de fútbol —un equipo nacional de ilustradores italianos— convocando a 11 de los mejores representantes de la ilustración italiana. La primera edición fue simplemente una exposición, sin ninguna ambición de convertirse en un festival o de repetirse. Luego fue cuando vimos toda la energía y el interés que se creó en torno a esta exposición. Entonces nació la asociación cultural y, por último, el festival bienal. Hoy, Illustri quiere poner el foco en la situación italiana de la ilustración, constituida por elementos de altísima calidad y gran talento. Es, igualmente, un lugar de conexión entre los profesionales del sector: están las exposiciones, pero también momentos de formación y foros dedicados a los miembros de la asociación.
¿Cómo ha cambiado la ilustración italiana en los últimos años?
En los últimos 15 o 20 años ha cambiado drásticamente. Si antes la ilustración se veía como algo relacionado exclusivamente con el papel y el mundo de los libros ilustrados, hoy en día la ilustración es un elemento que forma indudablemente parte de una cadena creativa que va del mundo de la comunicación al de la animación, la publicidad y las redes sociales. También, gracias a la tecnología, esta profesión ha experimentado enormes cambios. Por una parte, han cambiado las herramientas, tanto que algunos ilustradores —como yo— ya no utilizan el papel. Pero han cambiado también los sectores del mercado y la posibilidad de poder medirse, como ilustradores, con otros mundos que ya no son solo los libros infantiles.
¿Cuáles son los puntos fuertes de la ilustración italiana?
El prestigio de los ilustradores italianos a nivel mundial lo dictan los premios y los reconocimientos que cada año reciben muchos de los protagonistas de la escena italiana. El año pasado, por ejemplo, fueron premiados por la Society of Illustrators Lorenzo Gritti y Francesca Sanna, que este año han estado presentes como invitados en nuestro festival, en la Exposición Saranno Illustri. El año pasado, Matteo Berton —presente en la exposición principal de Illustri— ganó 2 medallas de oro con un trabajo publicitario para Timberland y una Divina Comedia ilustrada para escuelas. Del ilustrador italiano se aprecia, sin lugar a dudas, la creatividad y la flexibilidad. Somos un colectivo creativo capaz de hacer frente a las dificultades y estamos acostumbrados a la plasticidad.
Explícanos la palabra «creatividad», de acuerdo con tu experiencia y con el mundo de la ilustración…
La creatividad es un animal extraño. En este animal deben convivir a la fuerza la locura y la disciplina, el orden y el caos, la excentricidad y la normalidad, el rigor y la inventiva. Generalmente se suele tener la idea de que las personas creativas son personas que están locas de atar y son algo erráticas. La realidad es diferente: indudablemente hay una parte de irracionalidad, una especie de chispa inexplicable, pero también hay mucha disciplina y estudio. Solo se puede ser «creativo» de verdad cuando se encuentra el equilibrio justo entre estas dos almas. En el transcurso de la vida me he dado cuenta de esto: si no logras conciliar estos dos mundos, jamás podrás transformar lo que haces en un trabajo.
Qué consejo darías a aquellos que se están adentrando en el mundo de la ilustración…
Les doy 2. Uno —y este se lo digo siempre a mis alumnos—: no os fiéis de los que trabajan en esto y no sonríen. Dos: sed curiosos. Es necesaria una mirada atenta, estar informados y querer aprender cosas que no te enseñan en la escuela.
Un ilustrador que te ha gustado especialmente haber podido traer a Illustri en estas tres ediciones. Uno que todavía te falta y que querrías que estuviera en los próximos años.
Estoy encantado con todos. Pero lo más destacado de esta edición ha sido haber mostrado por primera vez toda la Colección Burgo, una empresa de papel de Vicenza que durante 20 años ha hecho calendarios encargando el trabajo a los ilustradores más grandes del sector. Tenemos una colección de más de 100 obras que no se habían expuesto hasta ahora en público. Para un apasionado de cómics como yo, tener en las manos los originales de Moebius ha sido imponente y emocionante… algo que llevaré conmigo durante mucho tiempo. Y con él, en la Colección Burgo, estaban Mattotti, Glaser, Luzzati, Folon, Muñoz, Davis y muchos más.
A quien me gustaría traer a Illustri en el futuro es a Christoph Niemann, un ilustrador alemán muy conocido. Tuve la suerte de colaborar con él en un proyecto hace un tiempo ¡y estoy pensando cómo conseguir que venga a Vicenza!